Ufff… me ha pasado el tiempo casi sin darme cuenta. Entre recuperar el trabajo abandonado durante mis medio-vacaciones en Euskadi y adelantar el trabajo que abandonaré durante mis mini-vacaciones en Londres (¡que me voy el sábado cuando todavía no hayan puesto las calles en Barcelona!), ni he parado quieta, ni he aparecido por aquí… ¡agotadita estoy!
He aprovechado también para leer mi primer libro de Ken Follett (soy uno de esos raros espécimenes que no ha leído «Los pilares de la tierra»), que escribe bastante bien, pero yo ya tengo una edad en la que se agradece que los escritores resuman «una miaja» y, sinceramente, el argumento da para dos libros tamaño medio. El libro en cuestión es «Un mundo sin fin» y es uno de esos libros que yo llamo «de gripe», ideal para cuando tienes que pasarte una semana tirada por cualquier superficie plana que encuentres en tu casa y sin más ocupación que mantener cerca el paquete de kleenex. Sin gripe de por medio, claro está, la cosa es un poco más dura, porque te pasas el día pensando cuando tendrás un momento para saber si el bueno sobrevive, si el malo se sale con la suya, si el chico se casa con la chica, …, en fin, que no te puedes concentrar hasta que no decides (como he hecho yo hoy a las 12 de la mañana, lo confieso) dejarlo todo y acabar de una vez el maldito libro… que me han pillado los de la revisión del gas llorando a moco tendido, intentando mantener el tipo y esperando que se marchasen para acabar las últimas 20 páginas.

Pues eso, que no he aparecido por aquí por motivos de trabajo y por culpa de Ken Follett, que desde que me prestó el libro Aurora (gracias, guapa) ¡me ha tenido como abducida!.

… bueno, no he escrito antes por eso y por la clase de maquillaje del lunes pasado con Matty… que esa es otra historia, ¡al menos así, si nos falla lo de las respectivas tesis, nos podremos a dedicar a la restauración facial 😀!

Hasta la vista socios… ah! y good afternoon! (que me tengo que ir mentalizando)