… o una película que pudo ser perfecta… pero no. Ese podría ser el resumen de la experiencia. Después de ver la película me ha quedado la sensación de que he dejado de leer un buen libro (y he perdido la oportunidad de disfrutarlo, porque ahora ya sé el argumento) y me han privado de ver una magnífica película, porque con los mimbres que tenían el resultado podría haber sido otro bien distinto.
Unas actuaciones sublimes, un buen guión, perdidos en un ritmo lento y demasiado pesado… eso es lo que me pareció la película. Pero yo debo tener preferencias extrañas en lo que a cine se refiere, porque la gente habla maravillas de “El secreto de sus ojos” y yo sólo veo eso, que me han privado del placer de una novela de misterio, que todo apunta a que vale la pena.
Para más inri, emitieron un adelanto de lo que será “La elegancia del erizo” y me da mucha pena que alguien se quede sin leer la novela, a cambio de ver una película que aparenta ser, cómo mucho, normalita.
Hoy he comido con P. (estupenda cuenta-cuentos y actriz) y hemos llegado a la conclusión de que el cine necesita evidenciar lo que la literatura se puede permitir únicamente sugerir, y eso hace que sea tan difícil mantener los niveles de sensibilidad cuando un producto literario se pasa a la gran pantalla. Son lenguajes diferentes y tal vez las grandes novelas deberían dejarse cómo están y no enredarlas en películas que acaban, casi siempre, siendo mediocres.
El caso es que ayer fui al cine y hoy he comido con P., pero ahora ando recluida, hasta el jueves que bajaré a Lleida a participar en unas jornadas e intentar ganar adeptos para la causa de las comunidades virtuales.
J. está de viaje y estoy con el otro J., mi hijo, cada uno pegado a su ordenador, los dos aprendiendo. Luego cocinaré algo que, a poder ser, incite a la charla distendida y daré por finalizado el día continuando la lectura de “El otro nombre de Laura”, que está empezando a ponerse interesante. Por cierto, ayer, antes de entrar al cine nos pasamos por FNAC y no me pude resistir a la compra de “Petirrojo” de Jo Nesbo, con lo cual he engrosado mi lista de libros pendientes con otro relato de misterio… y es que se acerca el frío… o al menos eso dicen! (hoy, en Barcelona, 23º).
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