Estos días en Euskadi han dado para mucho, incluso yo, que hace años que visito la zona de forma regular, he descubierto cosas nuevas y, lo más importante, nuevos amigos.
El caso fue que anunciamos en una agradable velada con los componentes del Coro de Campezo (en la cual le regalaron nos una acuarela pintada por Mari Luz, francamente bonita), que al día siguiente vendrían unos amigos de Badalona a visitarnos. Jose tuvo una idea fantástica: llevarnos a conocer las carboneras de Viloria, en el Valle de Lana (¿alguno de vosotros vio Tasio?), que son de las pocas que se encuentran todavía activas. La verdad es que ni Jesús (que nació en la zona y cuyo padre conoció a Tasio personalmente) ni yo, las habíamos visto, y nos pareció interesante la idea.
Al día siguiente, por la tarde, Asun, Aurora, Carlos, Dídac, Javier, Jesús, Jon, Jose, Mari Luz, Marisa y yo misma, nos desplazamos al pueblo de Viloria, donde vimos un espectáculo sorprendente… y difícil de contemplar, porque casualmente había carboneras en todas las fases de elaboración del carbón: montándose el cono, ardiendo, finalizando la realización y abiertas para la recogida del carbón vegetal.
El caso fue que anunciamos en una agradable velada con los componentes del Coro de Campezo (en la cual le regalaron nos una acuarela pintada por Mari Luz, francamente bonita), que al día siguiente vendrían unos amigos de Badalona a visitarnos. Jose tuvo una idea fantástica: llevarnos a conocer las carboneras de Viloria, en el Valle de Lana (¿alguno de vosotros vio Tasio?), que son de las pocas que se encuentran todavía activas. La verdad es que ni Jesús (que nació en la zona y cuyo padre conoció a Tasio personalmente) ni yo, las habíamos visto, y nos pareció interesante la idea.
Os dejo algunas fotografías muy interesantes del paseo.