Parece que toca hacer balance del año que se acaba. Siempre he pensado que eso es más propio del verano, con esos casi dos meses de parón letárgico y el posterior y durísimo arranque de motores, pero también es cierto que el mero hecho de cambiar de año hace que uno se replantee lo que salió bien y lo que podría haber salido mejor.
Mi balance es fácil, porque tengo memoria selectiva y tiendo a quedarme con lo bueno, pero que nadie se lleve a engaño, de esa dificultad mía para recordar lo negativo, no se debe sacar la conclusión de que lo resumido aquí no es cierto.
Este ha sido el año de la consolidación del proyecto en el que estoy trabajando, el de la eclosión de mi sociabilidad en Internet, el de la matriculación en el doctorado; en 2009 también he hecho un trayecto importante por lo que hace a la lucha por vivir mi propia felicidad (y no la de los otros, que tan bien explica Schmitt), he reorganizado mi ocio, menos fiestas por compromiso, más lectura, cines, museos y reuniones con gente de la que puedo aprender, en resumen, lo que me gusta a mí y no lo que se supone que debería gustarme. He cambiado mis rutinas y ahora disfruto de la noche y no sólo de los amaneceres (que también).

Pero sobre todo, este año ha estado marcado por algunas personas, porque han pasado de ser conocidos a amigos, o de amigos a “lo más”; ha sido también el año en el que he recuperado afectos justo en el mismo punto en el que se habían quedado hacía tiempo; el año en el que personas a las que quiero me han dejado disfrutar del privilegio de apoyarlas en lo que he podido y el año en el que más gente me ha obsequiado con su ayuda.

No quiero dar nombres. Vosotros lo sabéis. Está claro que 2010 lo va a tener muy difícil para ser mejor.
Feliz año nuevo!
www.elclubdelosdomingos.com