Es el más desconocido y, en mi opinión, también el más merecido, de los Premios Cervantes de Literatura. Este año, Antonio Gamoneda (el eterno finalista) ha sido por fin premiado… mejor dicho, este año, Antonio Gamoneda se ha dignado galardonar al Cervantes de Literatura, dejándole entrar con su nombre en la historia de los premios justos.

No quiero hacer apología de lo inexplicable. A Gamoneda no hay que entenderlo, hay que sentirlo; tal vez su forma de describir la vida no sea universal, quizá no sea todo tan elemental, tan “de dentro”… pero al leerlo me parece que nos conocemos, que sabe mis secretos, que escribe sólo para que yo lo lea…

Hoy he ido a cenar con unos amigos. Hemos hablado de Gamoneda, uno de ellos ni siquiera había oído su nombre, así que hemos venido a casa a leer alguno de sus poemas.

Pronto amanecerá y ni Antonio Gamoneda ni Jack Daniels quieren que esta noche se acabe.

Recibid este poema como un regalo en la madrugada dominical.

Amor
Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.

Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.

Antonio Gamoneda
Blues castellano, 1982