En 1973, Carmen Laforet terminó de escribir su novela ‘Al volver la esquina’ y la entregó a la editorial para su publicación. Formaba parte de una trilogía que había comenzado diez años atrás, pero de la que finalmente solo vio la luz, en vida de la autora, la primera parte, ‘La insolación’. En sus cartas se puede apreciar el entusiasmo y la vitalidad con la que se había entregado a la tarea. Llegó a corregir las galeradas hasta la última página, pero no terminó completamente la revisión del texto y la segunda parte se quedó sin publicar. Al parecer, surgieron obstáculos que le impidieron concentrarse en la escritura. Ella intuía que había algo bloqueado en su vida y voluntariamente olvidado. Nunca le dijo a nadie qué paso en ese tiempo que ella se empeñó en olvidar. En palabras de su hija, “habiendo hecho el esfuerzo de olvidar no quería emprender el dolorosísimo trabajo de hacer el recorrido inverso”. En los años siguientes Carmen Laforet se fue alejando cada vez más de la literatura hasta abandonarla por completo.
Cuando sus hijos releyeron la novela se dieron cuenta, como le pasará a cualquiera que la lea hoy, de que además de ser una novela magnífica, era diferente. Hay en ella “un desenfoque de la realidad, un paso fuera del tiempo que ella va conduciendo con una escritura nueva, como si traspasara un camino virgen”. Finalmente, fue publicada en 2004, después de que la autora diera su permiso unos meses antes de morir.
En la novela, su protagonista rememora su vida para descubrir que en las cosas que hemos olvidado puede estar la clave que explique nuestros recuerdos. ¿Quién no ha intentado olvidar algo voluntariamente? Por miedo al dolor o al compromiso, lo arrojamos al cajón perdido de la memoria, ignorando que cada olvido voluntario de ese tipo es una grieta en el tejido de la vida. Al cabo del tiempo nos sumergimos en el pozo del pasado para rescatar esos trozos de vida y entonces constatamos con asombro que en esos recuerdos desechados nos vemos por primera vez, extraños y cercanos, “como en esas fotografías en que el cliché ha sido impresionado dos veces”. Como Carmen Laforet en su nueva escritura o como el protagonista de su novela empeñado en recordar, una vez lanzados al pozo ya no hay vuelta atrás. La vida empieza un camino desenfocado pero virgen, un paso fuera del tiempo.
Imagen: Paseo de Gracia, como yo lo vi (2016)
Artículo publicado el 7 de abril de 2016 en el periódico La Opinión de Murcia.