A veces imagino el escribir como una actividad espeleológica, en la que vas descendiendo a estratos no explorados y luego emerges con lo que hayas encontrado a ciegas y que solo podrás apreciar una vez fuera”.

Así parece haber escrito Bárbara Mingo su novela ‘Vilnus’, persiguiendo una imagen que parece esconder un mensaje.  

El punto de partida es un impulso de la imaginación, que a su vez surge de un recuerdo, una imagen borrosa, el sonido de una palabra, una intuición, etc. También así llegué yo a este libro. Una imagen interna que nos ronda y necesitamos ir alumbrándola en sucesivas lecturas que, de una forma misteriosa, se van encadenando.

Luego, añade Mingo, viene el camino, el paseo, el viaje.

“Empezar acechando una imagen y ponerse de pronto a seguir un ritmo, cambiar la imagen en seguida y sin aviso por, por ejemplo, la sonoridad de las palabras. Desechar el sentido por el tono. Perseguir una idea hasta su madriguera. Olvidar lo que perseguías e ir despistándote con todo lo que te sale al paso”.

Así también la lectura. Por eso escribir y leer alcanzan en este libro una extraña combinación, como cuando percibimos el cruce de la realidad con los deseos. Por un instante todo parece conectado: lo exterior y lo interior, lo vivido y lo soñado, lo que buscamos y lo que encontramos. Y todo parece verdad.

‘Vilnis’ surge de una intuición de la imaginación que desde el fondo de la vida parece reclamar algún tipo de atención, como una senda que aparece en el camino. La autora siente el impulso de conocer más a fondo a un pintor y músico lituano llamado M. K. Ciurlionis. Emprenderá para ello un viaje en solitario tras sus huellas por Druskininkai, Vilna y Kaunas. Los apuntes biográficos del pintor se mezclan con las sensaciones de la narradora en un texto que tiene algo de ensayo sobre el significado del arte, algo de diario de viaje y mucho de indagación interior. “¿Por qué lo habré elegido a él? ¿Lo averiguaré en el viaje?” La obra de Ciurlionis y los paisajes que pintó son la senda que sigue la autora hacia el interior de su propia alma. “Aprovecho la vida de Ciurlionis para sacarle un reflejo a la mía propia”. 

Al final de su viaje por tierras lejanas, tras días de soledad y conversación interior, descubre que el camino hacia uno mismo es un camino de ida y vuelta hasta encontrar “lo más íntimo de mi exterior”. Solo podemos vernos por dentro con ojos del exterior o cuando se han unido lo de dentro con lo de fuera. Lo de dentro es su soledad, la extrañeza de vivir, y lo que ilumina es el detalle captado de los paisajes lituanos con una mirada que es capaz de entrever, por medio de la imaginación y del arte, los tesoros que esconden. 

La pintura transparenta el mundo invisible, que es el alma del mundo que nos habla en el lenguaje cifrado de la música en las obras de Ciurlionis y de la escritura a través del detalle observado, donde “late todo lo que está fuera del encuadre”, dándole verdad, sentido y armonía. Y en uno de esos momentos de conexión de mundos que parecen inmensamente solitarios, Mingo exclama: incluso en medio de la impotencia de captar y transmitir intactas las sensaciones, “sentí un repentino y grandísimo deseo de vivir”.

  • Título: Vilnis
  • Autor: Bárbara Mingo
  • Editorial: Caballo de Toya.
  • Año: 2021