En mi nuevo proyecto de acabar libros que tengo empezados y enredados como nunca antes en mi cabeza, esta semana le ha tocado el turno al libro balcánico de Isabel Núñez.
Me ha impresionado, no sólo por la sorpresa que produce ver la evolución profesional de alguien conocido en la infancia, sino porque tengo la sensación de que, sin yo saberlo, necesitaba leer este libro. Tal era, confieso, mi desconocimiento de la cuestión, que había dado ya por inútil cualquier intento de entenderla… o de encontrar alguna fuente que supiese explicarla “a mi medida”.
El libro de Isabel ha sido algo imprevisto y muy gratificante. Cuenta la última guerra de los Balcanes a través de testimonios de escritores que la vivieron en primera persona, y es un enfoque interesantísimo, dado que sus instigadores también lo fueron.
Sospecho que es uno de esos libros que releeré, porque tengo la sensación de haberme dejado cosas que todavía no puedo entender y que, cuando asimile lo leído, una segunda lectura me revelará.
Me gusta esa búsqueda de lo humano en lo inhumano (máximo entrecomillado en la última palabra, por favor, no tengo nada claro que la violencia no nos sea consustancial) y el que Isabel no se conforme con una sola explicación, con un único motivo, con un exclusivo punto de vista. Los testimonios están en todos los bandos y difieren en algunas cosas, en muchas a veces… pero confluyen en la percepción del horror de la situación y en la creencia última de que ya nada volverá a ser lo mismo.
Compré el libro movida por la curiosidad ante el trabajo de la autora, y podría decirse que lo empecé a leer por el mismo motivo, pero enseguida me cautivó la forma como está tratado el tema y lo acabé porque quería saber más y comprender mejor… por el mismo motivo os recomiendo su lectura e intuyo mi propia relectura.
Cambiando de tema, esta semana he ido a ver, por fin, “Malditos bastardos”, a mi juicio, un Tarantino menor, con una banda sonora preciosa, eso sí (para muestra un botón).
Y esto es todo por hoy, ¡feliz domingo!
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Tomo nota Francesca…
No sé que voy a hacer con tanto libro, ya no tengo estanterías…
Besos