Hace algún tiempo vi colocada en un sitio privilegiado de algunas librerías “Los hombres de la guadaña” de John Connolly . Como me gusta la novela negra, decidí curiosear por la red para enterarme de si realmente el autor le gustaba a los devotos del género. Todo eran críticas positivas, en las que se hablaba de 9 novelas publicadas hasta la fecha, de las cuales, la primera, “Todo lo que muere” había recibido el prestigioso (por fiable) premio Shamus Award a la mejor primera novela en 1999 y el cuarto, “El camino blanco” el Barry Award 2001 a la mejor novela criminal en lengua inglesa.

Ante ese panorama, pensé que la probabilidad de que me gustasen sus libros era bastante alta, por lo cual prefería empezar por el primero, para seguir las andanzas del protagonista a la vez que su evolución personal.

Aviso desde ya que el libro es SOLO para amantes del género, porque la novela no es negra, es negrísima. Sorprendentemente, John Connolly es irlandés, y digo sorprendentemente, porque “Todo lo que muere” tiene el estilo de los mejores escritores americanos del género, como Dashiell Hammett o Raymond Chandler . Sospecho que Connolly también admira a estos autores, porque sitúa la acción en EEUU y su protagonista no tiene nada que envidiarle a, por ejemplo, el “Agente de la Continental” (ufff, me cuesta escribirlo… porque hasta a mí me parece un sacrilegio, pero la verdad es que «Bird» es uno de los personajes de ficción mejor construidos que he leído).

La novela desarrolla dos tramas, la del asesinato de la mujer y la hija del protagonista (policía en esos momentos) y la de una chica desaparecida. En ambos casos se trata de asesinos en serie, y también en ambos, Charlie “Bird” Parker, Inspector del Departamento de Policía de Nueva York, está implicado, no sólo a nivel profesional, sino personal.

No os digo más… ya sabéis, a partir de aquí, debéis confiar en mí… o no. Yo, la semana que entra, voy a intentar hacerme con un ejemplar de “El poder de las tinieblas”, la segunda novela de la saga. ¡Con eso está todo dicho!

 
Connolly, J. Todo lo que muere. Tusquets Editores. Barcelona, 2004. 426 páginas.