Pequeños fuegos por todas partes

 

«Desde niña tenía un plan, que había cumplido escrupulosamente: colegio, universidad, novio, matrimonio, trabajo, hijos, hipoteca. Un sedán con airbag y cinturones de seguridad. Un cortacésped y un quitanieves. Una lavadora y una secadora. En resumen, lo había hecho todo bien: tenía la vida que quería y a la que todo el mundo aspiraba. Pero allí estaba Mía, una mujer completamente distinta, cuya vida no se parecía en nada a la suya, y que daba la impresión de seguir sus propias reglas sin pedir perdón por ello. […] estaba intranquila (aunque todavía no fuese consciente de ello): tenía que vigilar a la nueva inquilina como a un animal peligroso.»
Pequeños fuegos por todas partes. Celeste Ng.
Traducción de Pablo Sauras.
Alba Editorial, 2017.

No es que una vida perfecta sea aburrida… es que es mentira. Siempre. Sin excepciones. Ninguna familia, ninguna persona, ningún barrio, ninguna ciudad, ningún trabajo, ninguna relación… nada es perfecto, ni falta que le hace. Y sin embargo sigue siendo el ideal de la mayoría de nosotros, sin pensar que esa perfección implicaría, de existir, renunciar a los cambios, a los proyectos, a las ilusiones, pero sobre todo, a la realidad. Y la realidad, aunque no siempre nos haga felices, es la única que nos permite vivir una verdadera vida.
Ese es uno de los mensajes que nos deja la segunda novela de Celeste Ng, que al menos en mi caso, no ha sido una lectura sosegada, sino una de esas en las que esperas continuamente que la explicación de esos pequeños fuegos sea peor que el incendio que provocan.
Hay novelas que sabes que son obras maestras y esta no es una de ellas, hacia la mitad del relato incluso pensé en abandonar su lectura, aquello no parecía ir a ninguna parte y el ambiente empezaba a ser desasosegante, pero eso era precisamente lo bueno ¿y si la leía en clave de análisis de esta sociedad de apariencias en la que vivimos? Nunca el narcisismo estuvo tan valorado, es más, nunca antes fue un valor en sí mismo, sin embargo ahora… «eres lo que aparentas» parece decirnos todo lo que nos rodea, pero eso no es cierto para nadie, es más, ¿qué necesidad tiene de aparentar ser feliz quien realmente lo es?
Ni siquiera os diré que leáis el libro, porque no sé si os gustará, lo que sí sé, porque me ha pasado, es que al acabarlo, y al día siguiente, y al siguiente del siguiente de haberlo acabado, esos pequeños fuegos permanecerán encendidos en vosotros y con su recuerdo, os sobrevendrá la duda de si realmente estáis viviendo la vida que queréis vivir. Esa para la que yo al menos, no tenía ningún plan.