
«Es una verdad universalmente aceptada que todo soltero en posesión de una gran fortuna necesita una esposa.»
El 28 de enero pasado se cumplieron 200 años de la edición de Orgullo y prejuicio y para conmemorarlo, Penguin ha lanzado una edición preciosa a un precio más que asequible de las cinco novelas que publicó su autora.
Orgullo y prejuicio es la novela que más veces he leído y una de las que más recomiendo, junto con El Gran Gatsby. Siempre vale la pena, siempre es un placer, siempre veo algo que todavía no había visto, seguramente porque no estaba todavía preparada para verlo.
Sin embargo, esa novela llena de historias que acaban encajando como un puzle y de múltiples personajes arquetípicos, imposibles de confundir entre ellos, esa novela “redonda” y madura, la escribió Jane Austen cuando solo tenía entre 20 y 25 años de edad. Ese relato donde todo se entrecruza sin mezclarse apenas: clase social, cosmopolitismo, cultura… no fue escrito en una habitación londinense, sino en una mesa junto a un ventanal de la rectoría de Steventon, hoy derruida.
El original de la novela se ha perdido, pero se sabe que Austen la modificó mucho a lo largo de esos cinco años y que aunque se publicó después de Sentido y sensibilidad, bien podría haber sido la primera que empezase. Las cartas que se cruzó con su hermana, parecen indicar que Jane también se enamoró del Sr. Darcy y cuidó esa novela como no lo hizo con ninguna otra.
Acabó vendiéndola, porque Jane Austen no buscó nunca el éxito con sus obras, sino que se empeñó en que fuesen su medio de vida. Si hoy alguna joven de 20 años nos dijese que pretende eso, nos parecería fantasiosa e irrealista; no es difícil imaginar que se callase ese propósito. Austen escribía por placer, sus historias servían para distraer a su familia en las largas tardes de la rectoría, pero si no quería que aquello quedase en un pasatiempo juvenil, debía conseguir que fuese su medio de vida. Su hermano la ayudó, financiando la publicación de Sentido y sensibilidad, de manera que Austen conservó los derechos sobre esa obra, con la que, gracias al boca a boca, ganó 140 libras. No quiso que volvieran a financiarle la segunda y no le fue difícil vender Orgullo y prejuicio, por 110 libras, a Thomas Edgerton, el editor que había publicado la primera.
Un dato importante: estamos hablando de 1812 y de una mujer de 25 años que vivía con su madre y su hermana Cassandra en una casita en Chawton, en la que escribió sus tres obras posteriores, Mansfield Park (1814), Emma (1816) y Persuasión (póstuma), parece mentira ¿verdad?
Si la primera novela la firmó con el pseudónimo de “Lady A.”, esta se publicó en 1813, firmada por “la autora de Sentido y sensibilidad” y se vendió a 18 chelines, 5 chelines más cara que la primera.
“Demasiado inteligente para haber sido escrita por una mujer” fue una de las críticas que recibió, aunque todas fueron buenas, porque tanto el público como la crítica se enamoraron enseguida de su heroína, Elizabeth Bennet.
Dicen que mientras la escribía, Jane Austen se enamoró de Darcy y pasó su corta vida buscándolo en pretendientes que jamás estuvieron a su altura. Es una de esas cosas que no me creo pero que bien podría ser cierta, porque no conozco a ninguna mujer que haya leído esa novela y no se haya enamorado de él.
Y sin embargo, en Orgullo y prejuicio la protagonista indiscutible es una mujer, Elizabeth Bennet, y no, la historia no gira a su alrededor, en realidad, es ella la que hace girar la historia, con el motor de su orgullo, su delicadeza, su ironía y su esmero en valorar aquello que realmente importa de las personas.
“Ambos somos insociables, taciturnos, enemigos de hablar a menos que esperemos decir algo que deje boquiabierto a quien escucha y pase a la posteridad con el brillo de un proverbio.”
Elizabeth, Eliza, Lizzy Bennet es el secreto de esta novela, Austen escribió la mejor novela romántica imaginable e inoculó en ella una furibunda crítica a las convenciones sociales de la época, la condición femenina y las virtudes y defectos de la naturaleza humana, hasta el punto de que Elizabeth Bennet se vislumbra como la primera heroína moderna de la literatura.
“No has de cambiar, por consideración a una persona, el significado de los principios y de la integridad, ni tratar de convencerte, o convencerme a mí, de que el egoísmo es prudencia y la insensibilidad ante el peligro certidumbre de felicidad.”
¿Es Orgullo y prejuicio una novela feminista? No voy a entrar en esos jardines, pero sí os diré que en ella, el personaje que juzga, que sentencia, que asume y comprende, es una mujer. Elizabeth Bennet se equivoca muchas veces, pero si lo hace es porque toma decisiones, porque no consiente en que nadie las tome por ella, a pesar de que arriesga su futuro con cada una de sus negativas. Cuando las mujeres no estaban en posición de negarse, ella se niega, cuando las mujeres no debían dejar entrever su amor, ella se atreve.
Y eso es todo. Hablar del argumento de Orgullo y prejuicio no tiene sentido, la mayoría de vosotros habréis visto alguna de sus adaptaciones al cine o a la televisión y a los que no conozcáis la historia todavía, por más envidia que me deis, no pienso escatimaros el placer de descubrirlo por vosotros mismos. Por eso este post no habla de personajes, ni de emociones, habla de una autora a la que adoro desde que, jovencísima, me tropecé con una de sus obras y a la que no he dejado de leer (y releer) desde entonces.
Solo quisiera dejaros un par de apuntes más. Jane Austen no se relacionó con ningún otro escritor, no realizó grandes viajes por el mundo, llevó una vida humilde y muy familiar, nunca se casó y murió cuando solo tenía 41 y el único proyecto de seguir escribiendo. Jane Austen y Elizabeth Bennet vivieron la misma época y eso ocurrió hace 200 años. Es en ese contexto en el que me gustaría que situaseis la historia cuando la leyeseis.
Dicho esto ¡200 años no son nada! Leed Orgullo y prejuicio, por favor, y luego me contáis si no es la novela más moderna que habéis leído nunca.

- Título: Orgullo y prejuicio
- Autor: Jane Austen
- Traductor: Ana María de la Fuente Rodríguez
- Editorial: Penguin Clásicos (edición conmemorativa). Año: 2019