
«Siempre nos damos cuenta demasiado tarde, pero la mayor diferencia entre la felicidad y la alegría es que la felicidad es un sólido y la alegría un líquido.
El período azul de Daumier-Smith. Nueve cuentos. J.D. Salinger»
Recuerdo haber leído el primero de los nueve cuentos “Un día perfecto para el pez plátano” en un viaje en tren a Lleida, en algún momento del año 2012. No es un trayecto largo, así es que no empecé el siguiente entonces, lo que hice en su lugar fue guardar el libro en el bolso y esperar a leer el segundo cuento en otro momento.
Es un ejemplar muy bien editado -aunque he encontrado una errata, cosa extraña en una buena editorial hace solo unos años y algo muy común ahora, supongo que a la hora de recortar gastos han decidido todos a una ahorrarse en los correctores-, el libro tiene el tamaño perfecto, la cubierta de tela es agradable al tacto y la tipografía, si bien no es grande, permite ser leída sin mayores problemas, de modo que lo aparté para una ocasión especial, que como ocurre casi siempre, debió llegar cuando yo ya tenía otro libro en la recámara de las ocasiones especiales. El caso es que no lo he leído hasta esta semana.
Por supuesto, he vuelto a leer ese primer cuento, impactante y rotundo, que hace que el libro parezca estar ordenado justo al revés de cómo suele ser, de más a menos. Nada más lejos de la realidad, estáis avisados.
Cuando leí El guardián entre el centeno pensé, sinceramente, que la novela había sido escrita para que yo la leyese. Yo sola no, claro, pero sí unos pocos elegidos. Luego me enteré de que se habían vendido más de 60 millones de ejemplares, de forma que aunque solo se hubiesen leído realmente un 10%… bueno, 6 millones de lectores no puede decirse que sean “unos pocos elegidos”, es cierto, pero tras leer Nueve cuentos me reafirmo en la idea de que la grandeza del Salinger escritor es que consigue establecer un diálogo íntimo y único con cada uno de sus lectores.
Pero volvamos al texto que nos ocupa. Nueve cuentos, se publicó dos años después del éxito de El guardián entre el centeno, pero dudo que algunos de los relatos que contiene no se escribiesen antes.
Salinger no publicó nada hasta que regresó de la segunda guerra mundial, en la que no solo participó, sino que al acabar se le encargaron labores de contraespionaje. Su relación con el ejército terminó con su ingreso en un hospital en Nuremberg, aquejado de estrés postraumático y todo eso puede deducirse leyendo Nueve cuentos.
Lo que quiero decir es que yo, que eludo conocer la vida de los escritores a sabiendas de que siempre me decepcionarán, busqué el motivo por el cual en casi todos los cuentos se hace referencia a las consecuencias de la guerra en los soldados, la importancia de las cuales solo parecen comprender los niños, que son representados como seres inteligentes, sensibles e imprevisibles pero certeros. El motivo, como casi siempre, estaba en su pasado.
A pesar de lo mucho que se ha contado sobre algunos de los cuentos, creo que os sorprenderán todos y de entre ellos, al menos uno, os tocará el corazón. Los relatos suelen estar considerados como un género menor, generan unas expectativas muy por debajo de las que genera una novela, sin embargo, en mi opinión, nada desenmascara más a un autor que esas grandes historias encerradas en un texto corto, conciso, en el que casi no caben.
Salinger es un maestro en el arte de la seducción literaria, en unas pocas páginas consigue que sintamos la vida de los protagonistas discurrir en un plano paralelo a la nuestra y unirse a ella en puntos concretos, como si fuera una escalera por la que acabamos transitando hasta el final de la historia; un final que el autor no nos cuenta, porque llegados a ese punto, nosotros ya disponemos de elementos para deducirlo.
Leer Nueve cuentos es una experiencia que ningún buen lector debería evitar, porque nunca antes -ni posiblemente después- leerá a un autor que le respete hasta tal punto que le regale el final de sus historias, con la confianza de que el sabrá cómo terminarlas. Leer a Salinger es -y soy consciente de lo absurdo que puede parecer lo que digo- sentirse escuchado.
No dudo de que Salinger escribe para mí, y para 60 millones de lectores más, vale, pero estoy segura de que todos y cada uno de nosotros nos sentimos únicos cuando leemos algo suyo… y eso, que no ha sido sencillo nunca, en los tiempos que corren es casi un milagro.
Foto de Gratisography en Pexels

Título: Nueve cuentos
Autor: J.D. Salinger
Traducción: Elena Ríus
Año de publicación: 2007
Editorial: Edhasa