
«Hasta el día en que el señor Merriwether se marchó de casa —un mes después de su divorcio—, los Merriwether parecían una familia serena e ideal. Padres e hijos se reunían con frecuencia en el salón para leer en sus rincones preferidos.»
Esta novela no cuenta la historia de amor entre un hombre maduro y una mujer joven, ni la de un profesor con una alumna y desde luego, si algún lector se acerca a ella con la idea de que se encontrará una historia remotamente parecida a “Lolita”, ya puede ir olvidándose de ello, porque no hay nada remotamente parecido en “Las hijas de otros hombres”.
Es cierto que la historia del cuarentón, inteligente y atractivo profesor Merriwheter y su veinteañera alumna Cynthia puede inducirnos a pensar que estamos ante uno de los argumentos que he apuntado antes, pero “Las hijas de otros hombres” es una novela que solo tiene sentido si tenemos en cuenta el espacio: Cambridge, especialmente su campus universitario; el tiempo: la década de los 60 en Reino Unido no fue una época cualquiera y las dispares circunstancias de los protagonistas: él está casado y tiene cuatro hijos, su relación con Cynthia puede darle un giro de 180º a su tranquila y acomodada vida, ella, sin ataduras, voluble y con las ganas de experimentar propia de la época previa a la entrada en la vida adulta, vive esa pasión como lo que realmente es, una aventura (intensa, como todos los amores de juventud), que sabe en el fondo que acabará olvidando.
Sobre el nacimiento y desarrollo de las relaciones que se tratan en el texto -entre los protagonistas y sus familias, entre los amantes y sus amigos, entre ellos- no os voy a contar nada, porque es imposible que yo lo cuente mejor que el autor y me encantaría que leyeseis esta magnífica novela.
Stern utiliza su prosa como una finísima tela de araña que nos atrapa con delicadeza y precisión, absortos en unos detalles que no nos producen hastío, sino que vuelven la historia más interesante.
La historia cuenta un rotundo cambio de época, que hará saltar por los aires los estereotipos que han imperado hasta entonces. Con contención y buen juicio nos presenta a personas reales, como tantas que podemos conocer hoy en día, no hay víctimas ni verdugos, solo personas arrastradas por las circunstancias y con las mismas dificultades para gestionar sus emociones que tenemos casi todos.
Y no, insisto, no busquéis morbo alguno, porque esta novela no va de los amores entre un profesor y su joven estudiante, esta novela lo que hace es relatar la sordidez de la disolución de un matrimonio que, eso nos lo deja Stern muy claro, un día se amó.
Hay una tercera persona en esta historia, Sarah, la esposa de Merriwether es el personaje secundario por excelencia, su reacción determina en gran parte la evolución de la historia. Tampoco es una víctima… en realidad, al final de la lectura, yo tuve la sensación de que a quien la vida le estaba dando una segunda oportunidad era a ella.
¡Disfrutad de la lectura! No os perdáis esta gran novela, por favor.
Foto de Polina Zimmerman en Pexels

Título: Las hijas de otros hombres
Autora: Richard Stern
Traductora: Laura Salas
Año de publicación: 2019
Páginas: 248
Editorial: Siruela