
Lo bueno de no seguir las normas es que a veces llegas a lugares a los que nunca hubieses elegido ir. Y quien dice lugares, dice novelas.
Pongamos que un día me decido a comprar algunos de los libros de mi lista de “pendientes” y buscándolos me tropiezo con uno que se llama “Labios de piedra”. Digamos que hace tiempo leí dos novelas de su autora –“Marcas de nacimiento” y “La huella del ángel”- que me parecieron maravillosas y que eso convierte cualquier libro de Nancy Huston en un objeto de deseo para mi yo lector. ¿Quién se hubiese resistido en mi caso a comprar “Labios de piedra”? nadie ¿verdad? ¡pues yo tampoco!
Si sois lectores habituales del blog, sabréis de sobra que nunca, jamás, bajo ningún concepto, leo la contraportada de los libros antes de leerlos. Los críticos son por lo general respetuosos y no destripan el argumento, pero los escritores de contraportadas -sean quienes sean-, acaban diciéndote quién es el asesino, a la que te despistas… A lo que íbamos, en esta ocasión, tampoco pasé de la tapa. Por eso cuando me senté en el orejero, con mi taza de cacao y el portaminas sobre la mesita, casi me da un ataque al abrir el libro y enterarme de que era una especie de biografía de Pol Pot.
Odio las biografías casi tanto como a Pol Pot. Jamás hubiese comprado… ¿qué digo comprado? ¡jamás me hubiese acercado a nada que hablase sobre los jemeres rojos! Y, sin embargo, Nancy Huston les había dedicado 185 páginas, que me esperaban en un volumen con una edición impecable. No será para tanto, al menos estará bien escrito, me dije, en un intento por consolarme a mí misma… Y con el entusiasmo desbordante que podéis imaginar, empecé a leer “aquello” que ni siquiera sabía muy bien qué era, porque en la primera página ya vi que de biografía al uso, nada de nada.
Me tocó leerlo una semana de trabajo duro, con una auditoría por delante el tiempo apremia y solo disponía de los viajes en autobús. Aquel sádico tampoco se merecía más atención por mi parte, de manera que sin pensarlo más, abrí la cubierta.
¡Bendita la hora en la que decidí no leer contraportadas! Me habría perdido una novela interesante en su contenido y fascinante en su estructura, un texto que engancha desde el minuto uno y que acabé leyendo del tirón, arrancando minutos donde no los había, recuperando la fiebre lectora que solía poseerme en la adolescencia.
“Labios de piedra” cuenta dos historias paralelas, en una de ellas vemos como se construye íntimamente una personalidad homicida y en la otra, una joven y rebelde Nancy Huston se muestra, a muchos quilómetros de la sangre que él derramó, como la joven revolucionaria de salón que, en un instante fugaz, fue herida por la palabrería de gente como él y salir indemne, a pesar de todo.
No sabía aún que mohines empalagosos y genocidio podían revelar la misma indiferencia, que la legendaria sonrisa de los jemeres (igual que la mía) era a menudo una máscara que sirve no para proyectar una imagen sino para proteger la intimidad de quien la lleva puesta.
Efectivamente, Nancy Huston es garantía de calidad, pero eso yo ya lo sabía, lo que desconocía era la valentía con la que se enfrenta a un libro que no es más que un ejercicio de honestidad y de reconciliación consigo misma.
¡Corred a leerlo!

- Título: Labios de piedra
- Autor: Nancy Huston
- Traductor: Antonio Soler
- Editorial: Galaxia Gutenberg. Año: 2019
Disculpas anticipadas por mi atrevimiento, pero tan solo coincido con el final de la crítica: «un libro que no es más que un ejercicio de honestidad y de reconciliación consigo misma». Añadiría que eso no es razón suficiente para publicarlo. Por muy despreciable que sea el personaje, no puedo creerme que desde pequeño sea el más torpe, el más tonto, el más retraído, el más maligno, el más perverso, el más … Nancy Huston, solo pone elementos en uno de los platillos de la balanza.Creo que el libro carece de análisis psicológico serio del personaje y además so forma de escribir, no me parece en absoluto magistral. Se trata de dar cierta continuidad a las «notas de campo» tomadas durante un viaje. Lo siento pero muy, muy prescindible. En ocasiones también merece la pena decir la nuestra elección fue fallida.
Hola Fernando, gracias por pasarte por aquí. Hace tiempo que leí este libro, pero recuerdo que me gustó y en absoluto lo considero una elección fallida (aunque hago bastantes, que no suelo mencionar aquí). Pero eso es para mí, en aquel momento, y no tiene porque ser así para otra persona. Es lo bueno de la lectura, que a cada uno de nosotros nos provoca una emoción distinta. Entiendo perfectamente que a ti no te haya gustado y agradezco mucho tu crítica.
Un saludo y, por favor, no dudes en volver.