Tormenta

«Héroe, para los griegos era el que sabía escucharse, elegirse a sí mismo en el mundo y aceptar la prueba exigida a todo ser humano: la de no traicionarse nunca.

[…] Sucede a veces que ante el viento de la vida no respondemos con curiosidad, sino con el mismo “dolor infinito” que experimentaron los argonautas. Y con mucha ansiedad.»

Escribo esta reseña de La medida de los héroes, deslumbrada todavía por un relato apasionante, que es a la vez un ensayo redondo, en el que ni falta ni sobra una palabra.

Andrea Marcolongo ha escrito un libro con enjundia, con fuerza y fundamento. Un libro que está destinado a ser para mí lo que para la autora es How to Abandon Ship -quien desee saber a lo que me refiero, deberá leer este y me estará por ello agradecido para siempre-.

Desde muy pequeña me interesó el estudio de la Grecia y la Roma clásicas, si no me adentré más en él fue porque sucumbí al embrujo de las matemáticas. Acabé renunciando a ellas, ante una ventanilla que languidecía vacía mientras los aspirantes a licenciados se arremolinaban con fervor ante todas las demás. No pude hacer un giro de 180 grados, porque tenía nociones de latín, pero del griego solo conocía el abecedario.

Lo que quiero decir es que estaba predispuesta a la lectura de un libro que además me habían recomendado con entusiasmo, (eso me extrañó un poco, porque los ensayos y el entusiasmo suelen ser conceptos antagónicos). Sin embargo, a pesar de iniciar la lectura seducida por lo que prometía ser un ensayo concienzudo -que lo es-, lo que me cautivó fue el relato.

La forma igualó al fondo y me pilló por sorpresa.

Del “qué pasaría” conocía bastante porque no deja de ser un estudio de las Argonáuticas, de Apolonio de Rodas, del “cómo lo explicaría” no tenía ni idea, porque era lo primero que había leído de la autora, es más, ni siquiera conocía su existencia más allá de un vídeo de YouTube en el que habla de un libro suyo sobre etimología que, visto lo visto, intentaré encontrar en alguna librería y echar una ojeada, no vaya a ser que me tropiece con otra joya.

El texto tiene muchas interpretaciones -pienso releerlo tanto como haga falta-, pero lo que yo he visto es un análisis profundo sobre el amor y la amistad, sobre cómo el primero nos da la vida y el segundo puede salvarnos de perdernos en ella y desperdiciarla. Marcolongo logra no solo que nos interesemos por el viaje de los argonautas, que ya sería bastante, sino que nos identifiquemos con ellos, estableciendo un paralelismo entre la travesía legendaria y ese cúmulo de viajes iniciáticos, ese vaivén de cambios inesperados en el que consiste nuestra vida.

Como Jasón y sus compañeros nos vemos obligados a adaptarnos a la confusión, la complacencia, el miedo… también como ellos debemos aprender a confiar, porque confiar es amar sin pretensiones y sin juicios.

La medida de los héroes es de obligada lectura para todos aquellos que sean conscientes de que en la vida todo lo hacemos primera vez, porque las personas no somos nada sin el contexto y por más que repitamos una acción y nos ciñamos al guión prefijado, el contexto será siempre distinto.

El viaje de ida nunca es igual al de vuelta, dice en un determinado momento la autora.

Lo previsible en nuestra vida es que haya imprevistos. Nos preparamos para peligros que no nos acechan, pero damos por sentado que seremos acogidos por quien ya ni siquiera nos está esperando. En esa incertidumbre reside la grandeza de vivir.

“La maleta invisible de nuestra vida pasada nos sigue en nuestro viaje, por breve o larguísimo que este sea. Es asunto nuestro escoger su peso, porque la memoria ignora la ley de la gravedad. Puede ser una pluma o un lastre, según de qué modo sepamos vivir la duplicidad del abandono, que es dolor y liberación a un tiempo, libertad y añoranza a un tiempo y, sobre todo, miedo”.

Imagen: Michael Goyberg en Pexels

La medida de los héroes

Título: La medida de los héroes
Autora: Andrea Marcolongo
Traductores: Teófilo de Lozoya y Juan Rabasseda
Año de publicación: 2019
Páginas: 284
Editorial: Taurus