Milan Kundera las llama “novelas que piensan”. En ellas, la meditación filosófica forma parte de su composición. Pero si la historia o la política importan al novelista es porque permiten dirigir el foco hacia el enigma de la existencia. No tratan de explicar la historia, sino de sondear los inesperados caminos que esta abre al ser humano. De esta forma, las reflexiones políticas o filosóficas no son una ilustración de las ideas del autor, sino una forma de iluminar la acción de los personajes y sus destinos. ‘Imposible’ es de ese tipo de novelas en las que el pensamiento está presente no como un paréntesis que interrumpe la trama, sino entrelazado con la acción como un camino más para llegar al alma de las cosas.

Un veterano militante de un grupo terrorista durante los llamados ‘años de plomo’ en Italia es acusado de asesinar a un antiguo camarada que lo delató años atrás. Un joven juez lo interroga para averiguar si la caída del delator por un precipicio desde un sendero de montaña fue un accidente o el desenlace fatal de un plan de venganza por parte del acusado. En capítulos alternos se transcribe el interrogatorio en estilo directo y las cartas que el acusado escribe en primera persona a su amada desde la cárcel.

El juez se esfuerza por comprender al hombre para averiguar su móvil y lograr su confesión. El acusado se mantiene firme en sus convicciones, se niega a arrepentirse de los delitos pasados y rechaza al juez como interlocutor porque pertenece a otra generación y no vivió los años de lucha política. Poco a poco el interrogatorio se transforma en un debate sobre el alcance de la responsabilidad individual en los grandes acontecimientos de la historia, sobre la justificación de la violencia política, sobre la lealtad y la traición, sobre la soledad de las cumbres y el vacío dejado por las causas perdidas e, incluso, sobre las posibilidades de ver la verdad y el papel de la ficción.

“Me estoy esforzando por identificarme con la persona que creo que es usted, para llenar los espacios que deja en blanco. De usted salen trozos de discurso con desplomes en medio que han de ser reconstruidos. A un crimen ha de asignársele un móvil, pero ¿de cuántos móviles anteriores está hecho ese móvil?”

Comencé la lectura con la duda sobre si es posible escribir una buena novela política desde unas convicciones ideológicas muy firmes, que pueden considerarse extremistas en el caso de un autor que militó en grupos revolucionarios, igual que su protagonista. Muy pronto se disipa cualquier duda sobre esta novela para dejar paso a la fascinación. ¿Cómo lo consigue? La novela fascina por el velo que el autor extiende sobre los personajes, a quienes se da la voz absoluta de la narración, lo cual refuerza el enigma que sostiene la historia. Como el autor no sabe y los personajes se resisten a afirmar, enredados en las insinuaciones, hipótesis y evasivas propias de un interrogatorio, el lector aprende a no esperar respuestas y a centrar su atención en lo que de verdad importa: las preguntas, las dudas, el enigma.

No sé cuál de mis personajes tiene razón”, decía Kundera, “invento historias, confundo unas con otras y, por este medio, formulo preguntas. La estupidez de la gente consiste en querer obtener respuestas para todo”. Empezamos el libro con ese tipo de estupidez: ¿lo hizo o no lo hizo? ¿fue un encuentro casual o una persecución planeada? ¿empujó a su amigo traidor desde la cornisa o fue un accidente? Una estupidez que nos lleva a impacientarnos con la altiva tozudez del viejo militante hasta que, sin trampas, sin adornos, sin atajos, escribiendo como se debe de caminar por un sendero al borde del abismo, con las palabras justas y la dura poesía que nace de la precisión y el despojamiento, como la simple belleza de un acantilado, la historia se abre paso y los personajes crecen hasta adquirir una tonalidad tan dura, lúcida y verdadera como el propio enigma existencial que encierra.

Es tan ligero el libro cuando lo sostenemos entre las manos que es inevitable pensar que la profundidad de la historia y los dilemas políticos, morales y vitales que plantea merecerían una novela más voluminosa. Sin embargo, sus imágenes se quedan grabadas en la memoria, sus preguntas permanecen abiertas. Como las grandes novelas, esta nos muestra cómo son las historias cuando se concibe la vida bajo un signo de interrogación. Nadie gana el duelo. O lo ganan los dos, pues tan importantes son las preguntas del juez como el silencio del acusado.

Cuando es imposible juzgar, solo queda intentar comprender. Y quizá ni eso.

 

  • Título: Imposible (Impossibile)
  • Autor: Erri de Luca (Nápoles, 1950)
  • Traducción del italiano: Carlos Gumpert
  • Editorial: Seix Barral. Año: 2020