«Sigue nevando. En un instante, elevo los ojos hacia el cielo gris. La misma escena me viene de nuevo a la mente: corro en la nieve estrechando a un bebé entre los brazos. Es un recién nacido y está envuelto en una manta beige. Su manita sostiene firmemente un tallo de hôruki con dos frutos. »

Si he de ser sincera, no recuerdo el motivo por el cual compré esta novela y me avergüenza no conocer la existencia de su autora antes de leer esta maravillosa -porque no se puede calificar de otra forma- obra. La literatura japonesa es poco conocida en nuestro país, pero yo la frecuento bastante y pocas veces me defrauda. En este caso la autora lleva décadas viviendo en Canadá y escribe en francés, pero la acción se sitúa en Japón, los personajes son de allí y su estilo se parece más al de Ishiguro que al de Murakami… para mí eso es literatura japonesa.

La cuestión es que, de entre todos los libros que podía comprar, escogí Hôzuki, la librería de Mitsuko y ha sido de las mejores decisiones literarias que he tomado, uno de esos privilegios con los que a veces nos premia la vida.

Aunque quisiera -que no quiero- no podría destriparos el argumento, porque podría decirse que nada es lo que parece: la protagonista tiene una librería de ocasión, pero la novela no cuenta la historia de una librera al uso; es madre, pero no es un relato sobre una madre convencional; el amor está muy presente, pero no de la forma en que suele estarlo. Digamos que el enfoque del libro es rompedor y sin embargo la autora hace que los temas más difíciles aparezcan ante nuestros ojos de una forma casi lógica, ella no juzga y a nosotros no se nos permite juzgar. La protagonista toma las decisiones más complejas con total libertad, incluso actúa a veces en contra de los que creía eran sus principios más sacrosantos y ni siquiera se nos ocurre pensar que no tenemos derecho a opinar sobre ella, sino que Aki Shimazaki consigue hacernos saber que a Mitsuko le da exactamente igual lo que el lector crea. Hacía tiempo que no estaba ante un personaje tan potente como esta librera sin estudios, amante de la filosofía y que cuida de su hijo con la misma responsabilidad y afecto con la que hace lo propio con su madre.

La fría y racional Mitsuko es más generosa en el amor que cualquier heroína de película romántica y se hace querer por el lector -al menos en mi caso- a base de demostrar una personalidad propia, inconfundible y digna de una saga literaria.

El lenguaje y la forma en la que cada uno lo interpreta, es importantes en esta obra. Las palabras sirven aquí para unir a las personas en una historia que parece versas sobre libros y librerías, pero en realidad lo hace sobre tres mujeres heridas y sobre el suspense que habita en una vida que se guía por el amor.

AKI SHIMAZAKI nació en Gifu, Japón, en 1954 y se mudó a Canadá en 1981. Novelista y traductora, se dedica a la enseñanza del japonés en Montreal. Escribe y publica sus novelas en francés desde 1991. Su segunda novela, Hamaguri, ganó el Premio Ringuet en 2000. Su cuarto libro, Wasurenagusa, recibió el Premio Literario Canadá-Japón en 2002 y su quinta obra, Hotaru, el Premio Gobernador General 2005 de ficción en lengua francesa.

Título: Hôzuki, la librería de Mitsuko
Autora: Aki Shimazaki
Traductor: Íñigo Jáuregui
Año de publicación: 2017
Páginas: 111
Editorial: Nørdica