
«¿Cómo admitir que han abusado de ti cuando no puedes negar haber dado tu consentimiento, cuando has sentido deseo por ese adulto que se apresuraba para aprovecharse? «
Durante el confinamiento, volví a plantearme la posibilidad de leer en un libro electrónico. Adoro el libro como objeto, pero tal vez este sea el único caso, junto al de las personas, en el que el contenido prima sobre el continente, por mucho que nos atraiga este último, así es que me decidí por intentarlo de nuevo y me compré un dispositivo que en nada se parecía al que había adquirido hacía algo así como diez años y que debo reconocer que me encanta. Volverá el papel a mi vida, pero estoy segura de que seré más exigente con la calidad de las ediciones y debo reconocer que no siempre lo he sido.
Digo esto porque compré “El consentimiento” antes de que se publicase, era una opción que desconocía y tras leer la repercusión que había tenido en Francia y un poco -muy poco, en realidad, ya sabéis que yo soy de las que no se leen la contraportada- sobre la historia, lo encargué y el día de su publicación oficial, recibí una notificación de que se había descargado en mi dispositivo.
En aquel momento disponía de todo mi tiempo para leer y lo hice de forma voraz, de manera que siempre estaba a punto de acabar una novela, así es que al cabo de un par de días me puse a leerla. Juro que no sabía que se trataba de una historia real cuando la empecé, hasta el punto de que, en el momento en el que lo intuí, hice una búsqueda en internet para asegurarme de que, lo que yo creía ficción, era solo una verdad muy bien contada. Creo que eso resume el libro y que, al menos en mi caso, le otorga un valor incalculable, El consentimiento no es una novela, no es autoficción, ni siquiera es denuncia -aunque luego haya tenido las lógicas repercusiones que los hechos que allí se cuentan deben acarrear-, El consentimiento es un libro que explica una historia en el contexto sociológico en el que ocurrió y en el que es como si la autora nos dijera “esto, que ahora os horroriza, no le pareció mal a nadie, ni a mis profesores, ni a los médicos, ni a la policía, ni a los cultos y educados adultos que lo sabían, ni a mi propia madre, porque en aquellos años las revoluciones sociales siempre dejan víctimas por el camino y yo fui una de ellas”.
Me sorprendió que El consentimiento me recordase a un libro que leí hace mucho tiempo, en el segundo o tercer año de carrera, El queso y los gusanos: el cosmos de un molinero del siglo XVI, de Carlo Ginzburg -hijo de la gran Natalia Ginzburg, de quien he reseñado varios libros en este blog-, con la diferencia de que en este caso lo que pasó no es una reconstrucción del historiador, sino que el autor es el protagonista vivo de lo que ocurrió y puede, por lo tanto, aclarar dudas y ampliar argumentos.
Estamos ante un libro difícil de clasificar, pero al que yo veo dentro de la rama de la historia social que definimos como microhistoria, que no es más que situar un acontecimiento y un personaje concreto, en su contexto y luego ir acercando una lupa enorme que nos permita ver cosas que solo se perciben desde dentro.
Solo me queda decir que es un relato cuya lectura hipnotiza y no acaba cuando leemos la última frase. Es justo entonces cuando empiezan las preguntas, la reflexión, el interés por saber más sobre el cambio social que se originó en mayo del 68 y que, como todas las revoluciones, aportó muchas cosas positivas y necesarias, pero que, como todas también, dejó víctimas, algunas de las cuales no tomaron conciencia de serlo hasta mucho tiempo después, cuando tuvieron edad de consentir.
No pensaba comentar el libro aquí, porque todavía no ha acabado mi reflexión sobre lo que se dice en él, pero hoy he visto una entrevista a la autora, que había grabado, pero que es bastante reciente (en el programa Página 2, que se emite en la 2 de TVE) y he sentido unas ganas enormes de recomendaros su lectura, que aporta un juicio sereno y arroja luz sobre una sociedad que permitió con naturalidad unos hechos condenables.
Foto de Rene Asmussen en Pexels

Título: El consentimiento
Autora: Vanessa Springora
Traductora: Noemí Sobregués Arias
Año de publicación: 2020
Páginas: 200
Editorial: Lumen