Monty & Taylor. Felices.
Dreamsome, Shelby Lynne
Cuántas veces precisamos la vida entera para cambiar de vida, 
lo pensamos tanto, tomamos impulso y vacilamos, después volvemos al principio, 
pensamos y pensamos… nos movemos en los carriles del tiempo 
con un movimiento circular, como los remolinos que 
atraviesan los campos levantando polvo, hojas secas, insignificancias, que a más 
no llegan sus fuerzas. Mejor sería que viviéramos en tierra de tifones…


… Otras veces es una palabra cuanto basta

José Saramago

El año nuevo empieza con sueño, perezoso. Hace demasiado calor en casa y escribo con la copa junto al teclado, bebiéndome los restos de 2011. No esperaré al alba, como de costumbre, para reunirme aquí con vosotros; ya es domingo y hoy dormiré al amanecer. 
Fue bonito el año viejo. Tanto que no he querido hacer ni balance ni propósitos, solo ansío conservar lo que tengo y seguir adelante. Podré, no estoy sola. Procuro que mis deseos sean siempre proyectos de vida, compartidos con gente que si quiere, lucha por poder. Y quieren. Y podremos. Bastará una palabra: la suya.
Será ayer hasta que no cierre los ojos y los vuelva a abrir en el futuro. La noche en que cambia el año es siempre una noche larga y se extiende en el tiempo como una frontera invisible, como uno de esos muros que intentan separar lo inseparable, mientras la vida sigue imparable, incontenible, incontestable. He cumplido con mi propio ritual y estoy contenta.

Un sueño que aventuro dulce me espera, pero antes de dormir os hablaré de Nancy.

La semana pasada una viuda joven, con mucho carácter, con la que comparto el bello hábito del insomnio, me guió en un recorrido por el Londres de la segunda gran posguerra y me habló sobre la vida de la Sra. Hawkins y sobre como se convirtió en Nancy, a base de voluntad y respeto por sí misma.
Muriel Spark ha sido un descubrimiento del año que acabó ayer y será irremediablemente una de las escritoras que me acompañará en 2012. Sus tramas son ingeniosas y su prosa es clara y simple, como la luz.
Nancy me contó su vida muy lejos de Kensington, y yo iré a Londres la próxima semana. Ella añora el Brompton Oratory y me ha hecho desear volver a verlo a mí también. Me pasaré por allí, antes de hacerle una visita a Darwin y después comeré en Brompton Road, en un pequeño restaurante que descubrí hace unos años. Fabricaré los recuerdos del futuro, para poder después decir, como hace ella “A menudo ahora, en mi amado insomnio, recuerdo…” y os lo iré contando aquí.

……………..

Dicen que ella lo amaba y que él la quería con locura. Ella le salvó una vez la vida, que sepamos, y él la mantuvo a flote, hasta que ya no estuvo más y entonces ella se perdió… Siempre se la recuerda al lado de otro hombre y, sin embargo, nunca he visto una fotografía donde aparezca más feliz que en las que les hicieron juntos. Y es que hay instantes que merecen que la vida se detenga.

¡Feliz 2012, socios!
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