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T. Jimenez. Strange Magic. Diana Krall. Maybe You’ll Be There (Spotify) |
Niebla
Al borde de la niebla,
siempre fue al borde de la niebla
donde aprendimos a jugar.
Fue un juego dulce y sin trampas,
un juego sencillo de luces y sombras.
Tomás Rivero, Claridad Cautivo
Esta mañana siento como si algún duende se hubiese instalado en mi mundo y me hubiese robado el tiempo. Las horas se han roto en pedacitos y los dos largos días en los que se suponía que tenía que recuperar el tiempo perdido, se han diluido como los azucarillos en la taza de té verde con la que intento templar este frío amanecer.
El domingo está listo para ser vivido y me esfuerzo por encajar mentalmente todo lo que me falta por hacer en la única jornada a la que ha quedado reducido el paréntesis vital en el que se han convertido últimamente mis fines de semana. Espero que el día me permita acabar un trabajo aburrido pero necesario y avanzar en una novela que se está haciendo inusualmente lenta, porque la belleza de sus párrafos lo demanda… ¡imposible captarla toda en una única lectura!
Deseo llenar las horas de esos momentos silenciosos que a veces concurren en mi vida y que me permiten aislarme de todo lo ajeno, lo ruidoso, lo que me interrumpe o me impide pensar.
….
Ayer pasé la mañana con O. Hacía mucho que no charlábamos y fue como hacer un viaje imaginario al pasado compartido (tan cerca y tan lejos al mismo tiempo).
Ver sus arrugas me hace deducir las mías, pero seguimos hablando con la frescura de aquellas chicas que se reunían casi clandestinamente, para compartir los apuntes de una Universidad a la que un día nos dejaron entrar por la puerta de atrás y que no nos dio entonces las alas que prometía.
Disfruté con anécdotas ya olvidadas y juntas recordamos a M. Me contó sus últimos días, sus argumentos, su dolor. Y lloramos lágrimas secas, que solo nosotras veíamos y que nos acercaron un poco más.
Y hoy pienso que vivir tal vez sea, entre otras cosas, fabricar recuerdos ajenos y que seguramente se vive (como se escribe), mejor cuando se hace para otro…
….
Me encanta encorvarme hasta tocar el suelo y cosechar las palabras que en su momento sembré con ilusión. Sólo hay algo mejor que eso: despertar y encontrarlas sobre la mesa de trabajo, donde otro las ha dejado para ti, como quien deja un ramo de alhelíes y que inunden con su fragancia una hermosa mañana de domingo.
¡Feliz día, socios!
www.elclubdelosdomingos.com
…hacerlo para otro nos hace, de alguna manera vivir en este otro…un recurso más para no morir des de uno mismo… Me ha gustado esto de «Ver sus arrugas me hace deducir las mías», al final vivir consistirà en buscar espejos para reflejarse y saberse vivo…
Al borde de la niebla, ese sitio donde uno empieza a tener cierto miedo, pero me gusta entrar, entrar en esa zona en la que el ruido se apaga, la luz se hace difusa y, las formas se convierten en fantasmas que susurran ….
Leer tu post esta mañana es como salir al jardín y caminar sobre la hierba cubierta de escarcha. El cielo está limpio y muy azul, pero el aire te congela. Hablas de horas rotas, frío amanecer, de aislarse, del pasado y las arrugas, de la decepción por unas alas prometidas, de dolor y lágrimas… menos mal que está ese ramo de alhelíes, que es como un regalo de pensamiento con el que fabricar recuerdos ajenos, o mejor, para compartir recuerdos con los que, como dice tan bien cumClavis, reflejarnos en el presente y sabernos vivos. No viene mal ese ramo cuando hay que adentrarse en esa zona de niebla que le gusta a Juana.
Ayer disfrute de una tarde con amigos que hacía más de 16 años que no veía, y pondría eso de «recordamos anécdotas ya olvidadas» …. el tiempo ha pasado, todo el mundo dice que deprisa, yo no siempre tengo esa sensación, a veces me parece que va despacio, muy despacio …. debe ser que, mi sensación ayer fué que el tiempo nos ha tratado bien a todos ….
@cumClavis. ¡Hola! creo que, algunos, cuidamos más lo que hacemos cuando es otro el que acaba disfrutando del éxito o pagando las consecuencias, por eso me gusta enfocar la vida como una fábrica de recuerdos propios y ajenos (vigila lo que haces hoy, porque mañana vivirás y vivirán de este recuerdo). Vivir en otro es eso ¿no? mantenerte vivo en su memoria…
Lo de las arrugas… la miré y primero pensé «se ha hecho mayor»… y luego imaginé que ella había pensado exactamente lo mismo al mirarme a mí… es que una convive con todas las que ha sido y todavía es… y me cuesta darme cuenta de que, además de la niña y la chica que fui, una mujer madura habita en mi interior… Ver al otro como un espejo… ¡eso da para otro post! 😉
Gracias Manel por pasarte hoy por aquí.
@Juana. ¡Buenos días! La niebla siempre me ha parecido la representación física del sueño, es como si lo que ocurre bajo su manto no hubiese de ser tenido en cuenta al levantarse el día. A mí tampoco me parece que el tiempo pase tan deprisa… va a su ritmo y como al final tan pasado es lo que ocurrió hace muchos años, como lo que aconteció ayer, pues concluyes que la mayoría del tiempo lo pasas ahí, recordando cosas… lo que ocurre es que ese espacio de la memoria, hay gente que no lo contabiliza como vida y entonces todo transcurre muy rápido… demasiado… ¿no crees?
Gracias por otro domingo más aquí, Juana. Un abrazo.
@Enrique. ¡Hola! ¿te ha parecido triste el post? Pues no lo he escrito desde la tristeza… creo que habitaba más bien el territorio de la nostalgia mientras lo escribía… aunque en realidad la nostalgia es siempre un poco (solo un poco) triste ¿verdad?
El aire helaba, sí, pero esas hermosas palabras que alguien ha depositado en mi mesa han vuelto esta mañana cálida… con un fragante ramo de alhelíes una puede adentrarse en cuantos territorios peligrosos aparezcan, sin temor… en la niebla por supuesto, pero también en la memoria, en el futuro e, incluso, en la oscuridad.
Gracias por volver y decir, Enrique, ¡feliz domingo!
¿Te cuento un secreto? creo firmemente que lo mejor está por llegar!! (y las horas que hoy a menudo nos faltan, también llegarán).
Ainsss… recordar duele mucho, lo malo por malo, y lo bueno, por ya pasado.
Me ha encantado tu última reflexión, qué bonito es que escriban para ti…
@Karmele. ¡Bienvenida, socia! ¿te cuento otro secreto? ¡¡¡¡yo también!!!! Lo mejor siempre, siempre, está por llegar, porque está por convertirse en presente y el presente es como vida líquida, que te empapa, mientras que los recuerdos son solo bruma… que está bien, pero no es lo mismo, no señora…
¿A qué sí? ¡qué escriban para ti es una de las cosas más bonitas que existen!…
Gracias por volver por aquí, Karmele. Nos leemos y nos comentamos lo leído 😉
Como dice Punset, «la felicidad está en la sala de espera de la felicidad». O bien, es el camino, no el fin.
Me ha gustado mucho tu entrada.
@Rafa ¡Buenas tardes! Yo también pienso que la vida hay que paladearla y disfrutar de las cosas buenas que nos tocan desde el inicio, es decir, desde que las deseamos y no desde que las tenemos. De la misma forma, hay que disfrutar también cuando se van, reviviéndolas con el recuerdo… y hacer ese camino más largo, ¡tan largo como podamos!
Gracias, Rafa, por pasarte por aquí y compartir un ratito de tu tarde con nosotros.
Las flores de los recuerdos no se marchitan y tienen los mejores perfumes; huelen a vida.
Precioso el gesto de dejarlas ante tu vista.
@Pilar ¡Hola, Pilar! ¡No podrías haberlo dicho mejor! ¡los recuerdos forman parte de la vida! El gesto de «decir» es maravilloso, porque cuesta muchísimo, uno siempre prefiere que el otro adivine, intuya, dé por sentado… dejar a la vista del otro las palabras con las que sentimos, es lo más parecido que se me ocurre a enseñar el alma… ¡Gracias por venir esta tarde!
Hace tiempo que no venía, pero observo que sigues manteniendo tu prosa limpia y suave que tanto me gusta. Casi siempre me quedo con alguna de tus frases, hoy me quedo con aquello de que se vive mejor para otro.
Y es cierto, mal que nos pese.
Un placer,
ug
@Tío Eugenio. ¡Hola buen hombre! Pues ya ves, te ha gustado una de las afirmaciones que hago con más convencimiento. Yo siento que escribo mejor cuando lo hago para otro (este blog ha mejorado desde que conozco más a la gente que me lee) y vivo mejor también cuando pienso que mi vida alegra la de otra persona… Aunque es cierto, Ug, a veces eso pesa… Gracias por venir ¡un placer recibirle en esta su casa, caballero!
Esta mañana siento como si algún duende se hubiese instalado en mi mundo y me hubiese robado el tiempo.
Yo me quedo con el comienzo. Además creo que estas 19 o 20 palabras concentran el resto de la historia. Me produce alegría que algo, un duende, te robe algo tan efímero, y tan inútil, como el tiempo. Y que el duende lo sepa, a la hora de robarte. Atina el duende. Sabe de tu debilidad.
La melancolía es cojonuda. Es una sensación de agradecimiento: se rememora. Se busca, para estar a gusto con la pérdida. Para ti el tiempo. Para mí el borde de la niebla.
Gracias por “usarme” de cita en tu escrito. Me gusta Diana Krall. Me gusta el título de tu post, “Un ramo de alhelíes”. Sin embargo hay un tono «lastimero» que no comparto.
Besos.
@tomas rivero. Gracias Tomás, por tu aportación y tu comentario. ¿Lastimero?… hmmm… reflexionaré…
Vaya, Francesca. Como siga leyendo tus posts… es que no curro hoy. Tengo una lista de marrones pendientes, que meten miedo, pero tu blog engancha…
Hace ratillo que no pasaba por aquí, pero ganas nunca me faltan, ¡¡nunca!! Sabes que soy un lector/comentador por lotes 🙂
Esto lo he paladeado especialmente:
«Me encanta encorvarme hasta tocar el suelo y cosechar las palabras que en su momento sembré con ilusión. Sólo hay algo mejor que eso: despertar y encontrarlas sobre la mesa de trabajo, donde otro las ha dejado para ti…»
besos
@Amalio A. Rey. ¡Hola! Sí, ya me voy acostumbrando a que, cada cierto tiempo, un gorrión se pasee por mi blog y vaya picoteando en posts de esos que hace ya algo que escribiste pero a los que te gusta volver… Es agradable contar con un «comentarista por lotes».
Esa frase que te gusta es cierta, ese día alguien me regaló unas palabras, que valieron más porque llegaron en el momento justo y, sobre todo, porque no las había pedido… y esa es una característica indispensable para que algo sea un auténtico regalo: ¡que no haya que pedirlo!…
Sigo tu rastro… 😉