Jordi Puig. Xarranca – rayuela. En Flickr con licencia CC.
At last. Randy Crawford (Spotify)
Inmóvil en la luz, pero danzante…
Inmóvil en la luz, pero danzante,
tu movimiento a la quietud se cría
en la cima del vértigo se alía
deteniendo, no al vuelo, sí al instante.
Luz que no se derrama, ya diamante,
detenido esplendor del mediodía,
sol que no se consume ni se enfría
de cenizas y fuego equidistante.
Espada, llama, incendio cincelado,
que ni mi sed aviva ni la mata,
absorta luz, lucero ensimismado:
tu cuerpo de sí mismo se desata
y cae y se dispersa tu blancura
y vuelves a ser agua y tierra oscura.
Tras estos días de ruidos interiores, se me ha descontrolado el reloj vital y vuelvo a escribir (¡no aprenderé nunca!) de madrugada. Aunque hoy es un amanecer alegre, porque he recuperado la esperanza de un silencio que, vete a saber porqué, se me representa luminoso.
Pensaba escribir sobre el poder de la palabra no dicha, sobre el valor (y la necesidad) de saber callar para poder «oirse». También quería revelarme contra esa máxima que dice que «callar es otorgar» y contra esa otra que propugna que «callar es despreciar»; pretendía reivindicar, para el silencio, la importancia del contexto. No siempre es la indiferencia… también el deseo largamente contenido impide hablar, ¡tantas veces es un gran «SÍ» la respuesta que el silencio esconde!.
He recordado un poema llamado así, «Silencio», de Octavio Paz y, buscándolo, me he topado con este otro, que siempre me ha gustado… inmóvil en la luz, pero danzante… silenciosa, pero con la palabra dentro, agitada, formando pensamientos… trascendiendo en un silencio hermoso, que nos haga florecer. No he podido resistirme a compartirlo con vosotros.
Y he pensado que, mi bullicio interno de estos días no habrá sido en vano si ahora, más que nunca, disfruto del silencio total: el de mí misma… para crecer en este espacio tan dulcemente recobrado.
¡Feliz domingo!
………….
Curiosamente, son los lugares que habitualmente están más ruidosamente poblados, los que se nos antojan más silenciosos, cuando sus habitantes se ausentan.
Recuerdo fugazmente (debía ser yo muy pequeña) haber jugado alguna vez a la xarranca… o tal vez sólo vi dibujado el juego y deformé el recuerdo… ¡leí «Rayuela» de Cortázar hace tanto tiempo!. Puede que lo haya mezclado todo en un cóctel de nostalgia. No lo sé, pero por lo que sea, la fotografía de ese infantil camino hacia el cielo, me ha parecido tierna y cercana.
www.elclubdelosdomingos.com
el silenci ho diu tot…
més val no trencar-lo amb paraules… i escoltar-lo atentament…
bon diumenge!
@Mar. Tens raó, ara que (a estones) no tinc el martiri dels acúfenos, m'adono del plaer que suposa no sentir res… Diuen que per valorar les coses les has de perdre i potser tenen raó! Bon diumenge també per tu, maca!
Mi marido acaba de aterrizar de un retiro de meditación de una semana en silencio, le encanta.
Yo llevo desde el viernes sola y sin apenas salir, también me encanta, a veces no tengo silencio interior, pero necesito estar sola para explicarme a mi misma que quiero y como me siento …. para reconectarme con la profundidad.
El post te ha salido tan poético como el poema que has escogido para encabezarlo…Pienso que en eso de la poesía jamás he dado la talla y ya se me ha pasado el arroz y las ganas… alabo tu [vuestra] capacidad para sumergiros en ella…
Este verano logre crear un pequeño encantamiento de silencio a mi alrededor y me llegó nítido el sonido del viento y el grito seguido por el lento despegar de una gaviota. Al disolver el conjuro y volver la cara vi que estaba prácticamente rodeado de otras personas… me quedé como nuevo…tal cual hubiera levantado mi sombra y, atravesándola, me hubiera hundido en su crepúsculo y observado el mundo a través de ella…reconfortante…
@Juana. Yo diferenciaría entre soledad y silencio. De hecho, el silencio que más me gusta es ese que se da cuando estás con alguien y no necesitas decir nada para que lo sepa todo.
Pero a veces sí, es verdad, la soledad ayuda a concentrarse en uno mismo y avanzar. Parece que tu marido tiene buenas ideas y tú también, ¡eso funciona! Un abrazo. 🙂
@cumClavis. Supongo que cuando dices que te falla la capacidad para sumergirte en la poesía, te refieres a ti en cuanto que lector… porque para vivirla y para contarla está claro que no se te ha pasado el arroz en absoluto… y lo sabes 😉
Me encanta la escena que describes y cómo lo haces. He oído el graznido de la gaviota, su batir de alas y hasta me ha parecido compartir un poco tu paz en ese momento… si eso no es escribir poesía, ¡ya me dirás tú!
¡Un abrazo y feliz semana!