E.E. What more can you ask for?
Nina Simone. It Might As Well Be Spring



“Podrías tener el capricho de acercarte por aquí el domingo.

Digamos que tu vida se ha venido abajo; que han pasado años
desde que diste el último beso de verdad. Recorres estas calles
trazadas por dementes, junto a hoteles
que han fracasado y bares que han triunfado, intento atormentado
de los dueños del local para acelerar sus vidas.
Sólo las iglesias se mantienen en pie. Este año,
la cárcel ha cumplido setenta. El único preso
continúa encerrado, sin saber lo que ha hecho”

Richard Hugo, Degrees of Gray in Philipsburg
Con esta cita ilustra “El último buen beso” su autor, James Crumley. De él dicen que recuerda a los más grandes, que pertenece a la estirpe de Hammett y Chandler, y que esta es una de las mejores novelas negras que jamás se han escrito. 
Cuando compré el libro, hace ya más de un mes, lo hice pensando que lo leería enseguida. Era un buen momento, en realidad era tan buen momento como otro cualquiera, pero me sugirieron mejorarlo, demorando su lectura y acrecentando así el interés primero y la satisfacción después.
Tengo la novela en un estante junto a la mesa donde trabajo, veo su lomo todos los días, me pregunto el enigma que esconderá ese beso… y dejo que el deseo haga su trabajo lento y silencioso. Mis ganas por leerla aumentan poco a poco. El tiempo, no hay duda, madura los anhelos.

Cuando tengo mucho trabajo acumulado necesito meterme en otros mundos, diferentes al mío y me apetece cada vez más viajar a esa América profunda y oscura, donde me espera el misterio de un crimen sin resolver. Esta mañana la he vuelto a ver y he pensado “todavía no, resiste un poco más…” pero sé que sucumbiré pronto. La primavera me tienta y presiento que el experimento está llegando a su fin y un día de estos, el menos pensado, me conectaré, apretaré el “redactar” y escribiré “¿la leemos?”.

…………
El jueves pasado, Jesús Martínez, me invitó a moderar una mesa redonda sobre novela negra (“Realidad y ficción: la fascinación por el crimen y la novela negra”) en el CEJFE (Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada).
La sesión la resume magníficamente Núria en el blog «Gestió del Coneixement», yo solo añadiré aquí unas notas sobre mis propias sensaciones. Todo empezó con una presentación de la sesión por parte de Roser Bach, directora del CEJFE y una charla de Andreu Martín, a la que siguió la mesa redonda propiamente dicha. Miquel Oròs (médico forense del Instituto de Medicina Legal de Catalunya), Eduardo Navarro (magistrado de la Audiencia Provincial de Barcelona, Esther Palmés (abogada penalista), Andreu Martín y yo misma, hicimos breves aportaciones al tema, a las que siguió la intervención del público más implicado que he visto jamás en un evento de esta índole.
Al salir de allí, con los ánimos muy altos y la energía propia del que sabe que ha aprendido mucho en un ambiente inmejorable, me vinieron a la cabeza muchas reflexiones. La primera es que los amantes de la literatura somos generosos cuando hablamos de nuestra pasión y eso hizo que aquella mesa se convirtiese en una conversación a muchas bandas, todos compartiendo lo que sabíamos y lo que sospechábamos, todos respetando la opinión de los otros y sintiéndonos escuchados, todos queriendo aprender de los demás… todos conectados.
Me quedo con la agradable sensación de estar en casa que tengo siempre en el CEJFE, y, sobre todo, con el abrazo de Núria, de Joana, de Jesús… ¡son ya tantas las amistades nacidas entre sus paredes! Me siento querida allí y, como el preso de Richard Hugo, yo tampoco sé lo que he hecho para merecerlo…

¡Feliz domingo!

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