En la edad del crecimiento y de la personalidad, uno tantea la amistad como tantea el terreno, desde el punto de vista de la reciprocidad. Uno se siente sólido, y sólido quiere encontrar a quien le guíe o le conduzca. Pero cuando se siente huir la intensidad del yo, amamos a las personas y a las cosas por lo que son ellas mismas, por lo que representan a los ojos de nuestra alma, y ya no por lo que aportarán a nuestro destino.
Correspondencia. Gustave Flaubert y George Sand.
Cada cual viaja por un motivo, hay quien dice que no importa tanto el destino como la huída y que cada cual huye de una cosa distinta. Yo viajo porque en un alarde de egoísmo, necesito a veces sentirme forastera y libre de ataduras. También lo hago porque apartarme de mi refugio significa apartarme de la parte de mí misma que se impone en mi vida y necesito reconocerme en alguien más ligero, menos reflexivo, más alegre…
Arrastro entonces pocas cosas conmigo y solo consiento comunicarme (y disfruto con ello) con algunos amigos que comparten conmigo esa idea de la amistad inútil y sin razones, ese estar sin imponerse y sobre todo sin juzgar. La amistad solo lo es cuando no sopesa a la persona sino al hecho y cuando incluso este es visto con la perspectiva que da observarlo desde el corazón del otro.
Y, por supuesto, arrastro libros. Este agosto empezó leyendo Todo de Kevin Canty, y siguió con Una buena escuela de Richard Yates, Escribir ficción de Edith Wharton, Westwood de Stella Gibbons y Headhunters de Jo Nesbø. De entre todas esas novelas, destacaría dos: Todo y Westwood. De la primera tal vez lo que más me gustó fue el que los personajes necesiten descansar de sí mismos, como lo necesitaba yo cuando la leí, así que quizás no se agradezca tanto su lectura si no se está en esa situación, pero aún en ese caso, creo que es un buen relato. Aunque lo mejor ha venido de la mano de Gibbons, una especie de Jane Austen desesperanzada, que deposita su mirada poco amable sobre las heroínas demasiado trascendentes. Os recomiendo sin dudarlo esa novela, que hay que leer con atención porque es como una trampa, en la que la autora te hace creer que estás leyendo una comedia romántica, hasta que ves que de romántico tiene poco y de comedia menos todavía, que es la vida lo que te muestra y en la liviandad de la historia reside su crudeza.
Ha sido un mes de desconexión casi total del universo virtual, del trabajo y de las redes sociales. Era tiempo de retomar el contacto intenso con las personas que más me importan. También de remodelación del pequeño mundo que he ido construyendo con los años a mi alrededor. De vez en cuando hay que ordenar y recordarse a uno mismo quién habita el centro y quien la periferia. Debemos separar los motivos de los actos, porque llega un momento en el que se confunden y dejados llevar por la rutina, hacemos las cosas solo porque las hemos hecho siempre, olvidando lo que perseguíamos entonces y sin preguntarnos si lo habremos logrado o, de no ser así, si no habrá llegado el momento de abandonar el propósito.
Regreso llena de energía y con las cosas claras: aunque una no exija ya la reciprocidad, es bonito decir «vamos» y que la gente quiera acompañarte.
De la misma forma que es bonito volver y notar que te estaban esperando.
Los engranajes internos empiezan a moverse y hoy he amanecido contenta, pensando que volvería a este espacio renovado, que espero que os guste, a pesar de que los cambios siempre desconciertan. No ha sido solo un lavado de cara, sino una mudanza en toda regla (que no habría podido hacer sin Amanda y Luisa).
Mañana debo ponerme en marcha definitivamente y la perspectiva de una etapa nueva me anima, aunque espero resultados desiguales, pero cuando se empieza algo uno no puede evitar soñar con que todo sea cuesta abajo y no surjan esos obstáculos en el camino que son inevitables, porque las personas nos empeñamos en levantar barreras, aunque sean de humo.
La semana pasada fue la antesala de esta y me preparé para el otoño comprando unas tazas de té maravillosas, a juego con mi nuevo escritorio versallesco, que me ayuda a tender un hilo estético que unifica algunos de los espacios presenciales y virtuales de los que está compuesta mi realidad.
Lo de las tazas se me ocurrió porque pensé en el otoño barcelonés que se acerca lentamente en forma de lluvia y corrí a aprovisionarme de buen té. A saber: Breakfast para el desayuno, desteinado de canela para la noche, verde con vainilla para esos días en los que necesito sentir que le importo al mundo aunque el mundo ya (casi) no me importe a mí… Y Earl Grey para todo lo demás. Como «todo lo demás» es lo que más abunda, el Early Grey es el que suele acabarse antes.
¿Qué qué he hecho este verano? pues leer, escribir… vivir en el presente, que no es poco. Este año se me hacía imprescindible recuperar el hábito del ocio saludable, así que planifiqué largamente mi retiro del ruido en este agosto que ha resultado tan extraño y vivificante, pero al que llegué casi sin fuerzas, por los pelos. Necesitaba recuperar la capacidad de entusiasmarme por las pequeñas cosas y hoy, sentada aquí, disfrutando con la escritura de este post, sé que hice bien.
Me fui para volver y lo hago con la promesa de desaparecer otra vez en cuanto sienta una ligera punzada en el costado. O un bostezo.
¡Feliz domingo, socios!
Bienvenida, siempre.
Bonito diseño, muy Francesca 🙂
Renovarse o morir, ya sabes… 😉
Gracias por la bienvenida, se os echaba de menos, aunque Blogger me ha castigado sin vuestras fotos… ains… espero ir recuperándolas poco a poco.
Está bonito y cómodo este rinconcito, invita a tomarse un té y quedarse tumbado en el sillón, sin decir nada, solo observando la luz y el color …. escuchando el silencio ….
¡Bienvenida!
¡Eso pretendía! Juana, me lees el pensamiento ¿verdad?
Gracias por venir hoy, para mí es importante que estés aquí.
¡Hasta pronto!
Soy uno más de los que te estaba esperando, bienvenida!!
Gracias Paulino. Me alegro de encontrarte por aquí al regresar. Lo mejor de este Club es eso, que estemos entre amigos 🙂
bienvenida a Septiembre, Francesca.
Otoño es un mes muy bonito. Se te echaba de menos. El reposo te ha sentado bien, el nuevo look me gusta mucho, es muy original e inspira tranquilidad y calma.
No se busca la reciprocidad, pero qué decir que es mucho más enriquecedor e inspirador con mucho saber que uno no está escribiendo un monólogo, aunque constantemente nos hablemos a nosotros mismos?.
Un abrazo.
¡Hola Begoña! Los dibujos los ha hecho Luisa expresamente para este Club y a mí me gusta que hayan aparecido por aquí los libros y el té y las flores. Un rincón en la nube donde uno encuentre tranquilidad y calma, eso es lo que yo buscaba y lo que a ella parece que le inspiró leer el blog.
Escribir para otro es la clave, al menos en mi caso que soy incapaz de llevar un diario. Pero la reciprocidad es otra cosa, o al menos yo lo entiendo como esperar del otro una respuesta equivalente a lo que tú crees haberle dado. Eso no es justo, porque se basa en la subjetividad y porque una cosa es regalar y otra intercambiar. Ninguna es mala, pero son opciones distintas ¿no? A veces las confundimos sin querer, al menos yo, por eso me gusta recordármelo…
Un abrazo Begoña y gracias por pasarte hoy por aquí.
Pues visto así, lo veo de otro modo.
Esperar algo es egoísta, pero no entiendo una conversación sin la intervención de dos, a ese sentido me refería; lo contrario, es un monólogo. Lo normal es interactuar de un modo u otro, de una forma más o menos pausada.
Regalar es un gesto muy bonito, pero hemos de reconocer que no se hace por nada habitualmente: uno no regala (o no es habitual que regale) algo a alguien con el que no tiene relación y, por tanto, un intercambio de algún tipo, afectivo, emocional o material.
Me gusta este tema, genera conversación.
Un abrazo.
Sí, sí, y respecto a la conversación, estoy de acuerdo contigo, respecto a la reciprocidad… fíjate que yo he dicho «sin exigencia» de reciprocidad. Es cierto que siempre esperamos algo, pero para mí un regalo es aquello en lo que solo se valora el gesto y que se considera que no es obligatorio, algo que no exigimos ni esperamos. Un intercambio es distinto y ahí sí importa el valor (en la especie que sea) de lo que se da.
El regalo implica comprometer las emociones y el intercambio no. Por eso digo que ninguna de las dos cosas es mala, a veces cometemos el error de poner emoción en algo que es un simple intercambio y sufrimos sin que el otro sepa siquiera el porqué de ese sufrimiento…
Sí, es un buen tema. Que sepas que me acabo de tomar el primer café de la mañana contigo 🙂
Un abrazo.
Genial. Buenos días!. Y yo me acabo de tomar mi primer café de lunes leyendo tu comentario.
:-). Vamos a por el lunes!
Que bien que regresaste, Francesca!!!!
Me gusta el nuevo escenario , invita a la introspección , huele a canela y promete lecturas interesantes..tus recomendaciones..siempre dan en el clavo.
La amistad por placer y / o utilidad en estas alturas de la vida está obsoleta, con el tiempo nos damos cuenta (también en eso tenia razón Aristóteles) que la verdadera amistad es una virtud, la auténtica, se basa en la busqueda del bien absoluto, solo esta es la que permanece completamente ajena a cualquier tipo de interés ,sin dependencia y sin esperar compensación alguna
De corazón …me alegro de reencontrarte esta mañana de domingo
Carmen
¡Qué bonito comentario, Carmen! Llega además uno de esos días en los que, sin pasar nada en especial, hace falta. ¡Gracias por estar aquí a mi regreso! de corazón… y de alma.
Un abrazo fuerte, Carmen.
¡¡Bienvenida, Francesca!! aunque lea y comente los posts en el orden equivocado 🙂
Me encanta el diseño, sobre todo porque es muy fresco y alegro. Adoro los fondos blancos en los blogs porque facilitan la lectura, y son elegantes.
Me gusta esto => «Ha sido un mes de desconexión casi total del universo virtual, del trabajo y de las redes sociales. Era tiempo de retomar el contacto intenso con las personas que más me importan. También de remodelación del pequeño mundo que he ido construyendo con los años a mi alrededor. De vez en cuando hay que ordenar y recordarse a uno mismo quién habita el centro y quien la periferia».
Pinta genial todo eso que cuentas. Es en buena medida lo que quiero hacer yo, y que sigo posponiendo por multitud de razones. Tomo nota, porque me inspira…
Un abrazo!!!
PD/ un tema del diseño del blog. No sé si es solo en mi ordenata, pero en la parte de los comentarios me aparecen los textos en un gris pálido que, a mi edad, es fatigoso. Cuesta leer lo que uno pone… Lo mismo me ocurre solo a mi…. 🙁 asi que no me hagas caso…
Hola Amalio,
¿Sabes que por mucho que lo dijese, no me he dado cuenta de la falta que me hacía desconectar hasta que lo he hecho? te lo recomiendo de todas todas, es un refresco para la mente… Estaba haciendo conmigo lo que con el ordenador, que lo dejaba en modo descanso por la noche para no tener que volver a arrancarlo por la mañana ¿cuánto tarda en ponerse en marcha? ¿20 segundos? ¡es de locos!
También es cierto que tener un foco de atención muy potente hace que pierdas visión periférica y por ahí fuera pasan cosas importantes.
Estoy convencida de que tú lo harás y además a lo grande 🙂 todo tiene su momento y a veces para ganar tiempo lo que hay que hacer es perderlo. Que dicho así parece una tontería, pero no lo es…
Anoche me tuviste modificando lo de la letra, ains, pero es que otra amiga también me lo había dicho y no podía dejarlo así. Lo que pasa es que servidora no es informática ¡es atrevida solamente! y para tocar código casi que me pongo antes los guantes de cirujano, no vaya a ser que altere algo irremediable. Pero al final lo solucioné, así que espero que ahora os sea a todos más fácil. Gracias por decirme, también, lo que te gusta menos.
¡Un abrazo y bienvenido!