Amar es una palabra cuyo uso solía evitar tanto al escribir como en la relación amorosa. Por lo general utilizaba querer, como si su significado fuese el mismo. Se trataba de una intuición: la de que amar era una palabra de la que debía protegerme, ante la que había de hacerme fuerte. Cabe en lo posible que tal inhibición no fuese sólo mía, que sea la sociedad entera quien la padece en virtud de una retracción generalizada. Desvincular sexualidad de erotismo y éste de amor. Es decir: disociar el hecho de amarse del verbo amar, una palabra que avergüenza. La ventaja es que entonces se convierte en un secreto, como todo lo que es valioso.

Luis Goytisolo, Diario de 360º

♫ Smoke Gets In Your Eyes’

 

A veces nos negamos a ver esa realidad que no solo es de los otros, sino nuestra y cerramos los ojos ante una verdad que nos impediría seguir fingiendo. No queremos hacerle caso a las señales, pero ellas siguen ahí, amenazando con romper nuestra alucinación de vivir una felicidad completa.

Señales son fumar a escondidas, saltarse la dieta cuando no nos ve nadie, responder “en nada” si nos preguntan en qué estábamos pensando, negar a quien sabemos nos importa… Inventamos mil razones para evitar preguntarnos el verdadero por qué del acto y, lo que es casi más importante, de su ocultación. Es entonces cuando, para no enfrentarnos a lo malo, inventamos mentiras y para no tener que renunciar a lo bueno, lo convertimos en un secreto.

Leí una vez, no sé ahora donde, que hoy se soñaba menos en la cama porque se podía soñar en Internet. Aquí todo es posible, por extraño que parezca, pero conviene no olvidar que lo que no se puede tocar, ni oler, ni besar, no es más que una ilusión de la mente; de la misma forma que algunos amores son una ilusión de los sentidos.

Venimos, como Alicia, picados por la curiosidad, en busca del sombrerero loco… o del gato.


 

Sé que me faltarán horas para hacer todo lo que tengo pendiente, pero este fin de semana debía y quería pasarlo fuera de casa. He cargado con el portátil y todo lo necesario para trabajar un rato mientras los demás dormían la siesta frente al televisor o para robarle unas horas a la noche.

Pero la pantalla no siempre es nuestra amiga y hasta ahora no he podido ni siquiera escribir en este blog. Me ha resultado imposible trabajar estos días. Supongo que, después de todo, me lo merezco.

Mañana será otro día.

¡Feliz domingo, socios!