Pachulí, mirra, rosa damascena

“Es preciso tener todavía caos dentro de sí para poder dar a luz una estrella danzarina.

Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche

**************

Este verano creo que es el primero en el que no he escrito (ni aquí, ni en ningún otro sitio) ni una sola línea. Había que acabar de amueblar el piso y, sobre todo, había que celebrar la compañía de los seres queridos que han llegado por tierra y aire para obsequiarnos con abrazos, risas, charlas hasta tarde, confidencias casi susurradas, partidas de cartas entre carcajadas… El instante del reencuentro fue solo primer regalo y ni siquiera su partida ensució la alegría de verlos a todos, porque la felicidad también se puede compartir en la distancia.

Pero no todo ha sido bonito, claro está. Los seres humanos somos especialistas en meternos en un problema antes de acabar de salir de otro e, incomprensiblemente, todavía no hemos aprendido que la guerra nunca es la solución, ni siquiera debería considerarse una de las opciones. Si no fuese tan doloroso daría risa la sola idea de que alguien optase por el camino que no lleva a ninguna parte.

El verano también nos ha arrebatado a Javier Marías y el mejor homenaje será releer sus libros, siempre se descubre algo nuevo en ellos, algo que la primera lectura pasó por alto y ahora importa.

En resumidas cuentas, que el verano se ha ido, con sus cosas buenas y sus cosas malas, y ha llegado el otoño y la lluvia y mi escritorio frente a la ventana desde donde veo el verde infinito de Cantabria, la gente paseando bajo el sol o corriendo bajo la lluvia, los corrillos de amigos charlando en una esquina, las bicicletas…

Llevamos aquí seis meses y la sensación de haber acertado en la elección no nos ha abandonado ni un instante. Solo podemos encarar el otoño con ilusión.

¡Feliz domingo, socios!

Imagen: Anna Guerrero