Es en la vida cotidiana, buscando restaurantes, tiendas y un lugar donde vivir, cuando encontramos nuestra vía para entrar en la ciudad. Y hay que encontrar una vía propia en Nueva York. Porque no es una ciudad hospitalaria. Es muy grande y no tiene corazón. No es encantadora. No es simpática. Es agitada, ruidosa y descuidada, es un lugar duro, ambicioso e irresoluto, no muy animado, y nunca alegre. […] En casa o lejos, sentimos añoranza de Nueva York, no porque Nueva York fuese mejor o peor, sino porque la ciudad nos posee y no sabemos por qué.
Reconforta coger este libro pequeño entre las manos (maravillosa la encuadernación de
Ediciones Alfabia) y complacerse leyendo lo que Maeve Brennan ve, imagina o recuerda, mientras pasea por las calles de Nueva York o se sienta junto a los ventanales de sus cafés a mirar a hurtadillas a la multitud de solitarios que recorren sus calles. Nunca nadie vio tanto, ni nos contó tan bien los gestos ajenos y la emoción que contienen, como ella en este libro que recoge las mejores crónicas que escribió para New Yorker.
Me entusiasmó
De visita y no paro de recomendarlo, a sabiendas de que es difícil conseguirlo en estas librerías nuestras que tan atentas están a las novedades, sean o no de calidad, pero retiran sin remordimientos un libro bello como pocos. Esperaba más traducciones de la autora y compré esta nada más aparecer.
Hoy he visto al hombre que hace lo correcto en el lugar adecuado y el momento adecuado y lo sabe. Creo que también debe de ser el hombre que lleva el compás cuando todos los demás lo hemos perdido. Controla muy bien sus tempos. Sabe cuándo callarse y cuándo hablar. Tal vez lo sabe todo. Quizá tenga todas las preguntas a las respuestas que yo tengo.
Me imagino a la escritora leyendo historias en las caras de los transeúntes, para contárnoslas después con un nivel de detalle sobrecogedor, porque Maeve Brennan lo veía todo, también el alma; sobre todo el alma.
Mientras esperaba junto al mostrador, miró por la tienda, con curiosidad, pero con aire impersonal y triunfante, del modo en que miran los niños cuando ven algo que les gusta pero no desean.
¿De cuánta sensibilidad debe estar dotada una persona para ser capaz de distinguir esa mirada?
Celebré mi quinto cumpleaños en aquella casa y también mi diecisiete cumpleaños, y debo decirte que cinco está más cerca de diecisiete que diecisiete de cinco. ¿Qué opinas?
¿Cuánta delicadeza se necesita para conocer la diferencia? ¿y cuánta osadía es preciso atesorar para intentar establecer una conversación con el lector?
Es este un libro que retrata Nueva York, pero también vemos, observando esa ciudad, las solitarias multitudes de las nuestras, deambulando por sus calles.
……
La semana ha pasado corriendo. Roto el ritmo (o recuperado) por un viaje a
Madrid que empezó bien y del que salí con la deuda de volver, como siempre que voy a esa ciudad de la que adoro todo, puesto que la ausencia de cotidianeidad me evita el sufrimiento que toda gran ciudad nos inflinge. Madrid es para mí, además de la mejor pinacoteca del mundo, el nido de gran parte de la tribu familiar con la que me reencuentro menos de lo que debería.
Ocurre también que octubre empieza siempre con una pequeña
celebración personal a la que este año se ha unido la consecución de un
sueño compartido con amigos, de forma que no ha habido respiro en cuanto a alegrías se refiere.
Los días se atropellaban y yo temía llegar tarde a todos sitios, mientras leía a Maeve Brennan, una escritora que escribía como si nadie la esperase…
¡Feliz domingo, socios!
www.elclubdelosdomingos.com
Esta semana fuí al Simo, una de las cosas que me gusta es observar el movimiento, esos sitios son fascinantes, sentarse en silencio y mirar ….
Me encanta:
una escritora que escribía como si nadie la esperase ….
@Juana. Ay, Juana, que yo debí estar en otro SIMO, no me fascinó, ni habían espacios de esos silenciosos donde sentarse y mirar… Me decepcionó el formato y lo poco preparado que estaba todo para escuchar a la gente, mira por donde. Pero ese es otro tema que aquí viene poco al caso.
En cambio Madrid sí que me gustó. Mucho. Tanto que me hubiese sentado en una cafetería a observar a la gente… de hecho lo hice un ratito, nada más llegar, desayunando una ración de esos churritos de lazo maravillosos que solo sabéis hacer allí 🙂
¿Has leído a Maeve Brennan? a mí me transmite eso, creo que fue una mujer que vivía en esa soledad profunda que da el saber que no te espera nadie… Luego me interesé por su vida y en cierto modo eso fue verdad, acabó así, sola, voluntariamente sola diría yo. Quizás ya no supiese vivir de otra manera.
Hola Francesca!
Interessant apunt aquest d’avui i la música genial! em fas venir ganes de llegir la Maeve, m’anoto el llibre “De visita” com una futura lectura. Quin final més trist, o no, i quina vida més solitària la de la Maeve. Una soledat dins l’anonimat d’una gran ciutat potser no és tanta soledat sinó un compartir aquest estat amb milers de persones.
I el paràgraf de l’home que fa tot allò que es correcte, impressionant. On puc trobar-lo? a Nova York? diu la Maeve. No t’imagines Francesca com m’agradaria trobar aquest home que té totes les preguntes a les meves respostes!
Fa tants anys que no he anat a Madrid que si mai hi torno semblarà que no hi he estat mai.
Una abraçada i bon diumenge!
Hola tertulianas!
Yo también he practicado recientemente en Madrid ese retiro entre la gente en algún rato que me reservé para mi sola. Por las calles y por el Retiro, que me nunca había entrado y me encantó. Es sano perderse alguna vez en esa sensación de que no te espera nadie, pero no para siempre. Renunciando a una parte de nosotros mismos se gana más de lo que se pierde.
Es cierto que en lo cotidiano es donde encontramos la vía para entrar pero no sólo en las ciudades, también en las personas. Las fiestas se recuerdan pero lo que nos moldea está en el día a día. He sonreído al leer que te imaginas a la escritora leyendo historias en las caras, creo que si algún día se descubre un sistema para trasladar esos pensamientos directamente al papel (es un decir), construiríamos miles de historias paralelas sobre la misma circunstancia.
Este post tiene un montón de subrayados: Delicadeza y osadía, días que se atropellan y alegrías que no dan un respiro :))
Feliz semana! Un abrazo.
@Isabel. Hola Isabel! La Maeve va tenir un final molt trist, és cert, tot i que dubto que fos conscient. Però quan va morir feia molts anys que havia abandonat l'escriptura… és a dir, que molt abans del final jo ja la imaginava sola, però no trista… no sé… Llegeix «De visita», no te'n penediràs, és un llibre delicat, on pots arribar a pensar que no passa res… però passen tantes coses!
Les ciutats canvien i la nostra mirada també… per això tot és sempre sorprenentment nou!
Una abraçada ben forta!
@Isabel. ¿cómo se aplaude con este trasto? ¿plas, plas, plas? ¡pues plas, plas, plas, Isabel! «renunciando a una parte de nosotros mismos se gana más de lo que se pierde», completamente de acuerdo. Solo entregándote a algo o a alguien (incluso a ti mismo, persiguiendo un sueño largamente anhelado) se gana algo. Hay que dejarse la vida, gastarla, regalarla, para vivir de verdad… no hay que salir de este mundo nuevo, impoluto, ni con todas las piezas en su sitio, hay que ser generoso con uno mismo para poder ver lo que la vida nos ofrece y recogerlo y disfrutarlo.
Lee a Maeve Brennan, ella es capaz de notar cosas tan sutiles como la mirada de ese niño hacia algo que le gusta, pero no desea… y sospecho que tú también.
¡Un abrazo fuerte!
@Francesca Se me olvidó decirlo, claro que lo voy a leer! Anotadísimo!!! 🙂
@Isabel. ¡Bien! 🙂
¡otro libro a la buchaca!, gracías.
-Sisss, yo tambien soy de las que se sienta a observar…
Lo cuento en uno de mis primeros post.
CARIÑOS GUAPA.
Muchos saludos desde Suecia!
@alondra. Hola! … sí, sí, otro libro altamente recomendable. Crónicas de Nueva York son historias cortas, pero todas incitan a la reflexión, es de esos para leer poco a poco.
¡Qué bonito observar! el que observa aprende… Besos!
@don Gerardo de Suecia. ¡Hola Don Gerardo! He leído la última entrada de tu blog y me gusta mucho… me verás más por allí 🙂
Gracias por acercarte al Club. Vuelve.