Ezioman. Flower Shop in Venezia.
Barbra Streisand. In The Wee Small Hours Of The Morning

Vi que estabas…

Volví la frente: Estabas. Estuviste
esperándome siempre.
Detrás de una palabra
maravillosa, siempre.

Abres y cierras, suave, el cielo.
Como esperándote, amanece.
Cedes la luz, mueves la brisa
de los atardeceres.

Volví a la vida; vi que estabas
tejiendo, destejiendo siempre.
Silenciosa, tejiendo
(tarde es, amor, ya tarde y peligroso.)
y destejiendo nieve…

Blas de Otero (1916-1979)
Hay gente que espera inútilmente nuestro regreso y gente que creemos merece ser esperada eternamente. De alguna extraña manera decidimos quienes son unos y otros, unas veces con rapidez y otras tras largas reflexiones. Y suele ocurrir que el tiempo invertido no determina el acierto o no de la elección. Hay que fiarse, entonces, de ese súbito pálpito que acompaña una mirada, del inesperado sobresalto del roce fugaz o de esas ganas locas de reencontrarnos que nos asaltan de repente… como a mí ahora, aún a sabiendas de que hoy he acudido a mi cita, sin la intensidad acostumbrada.
Esta ha sido una semana de poner en marcha proyectos que son apenas el principio de muchas otras cosas. Fueron días de ir atando cabos, sumando voluntades, puliendo detalles… y de iniciar, por fin, algunos viajes esperados. Otros se presentarán en sociedad pronto. Esta primavera florecerá mucho de lo que llevo tiempo preparando, con personas tan tenaces como yo, sin las que nada sería posible.
Pero mientras tejía redes de conocimiento, de lealtad, de entusiasmo, de talento… me he alejado de este club y hoy me acerco a vosotros con las manos llenas de ilusiones, pero vacías de palabras. Espero que, cuando vuelva la frente, el próximo domingo, estéis ahí. Esperándome.
…..

Volveré y hablaremos de una bonita reflexión sobre el correo postal que Alan ha iniciado en Chile y que quiere compartir con nosotros. Y de «La flor azul», la maravillosa novela de Penélope Fitzgerald que leí en los muchos viajes en tren que he realizado estos días; ella traerá de la mano a este Club, otra vez, a Novalis, lo sé. Es probable que Raymond Chandler asome la cabeza por aquí, estando como estará en La Literaria todo el mes de junio. Cuento también con que Connolly nos susurre al oído, como me susurra a mí estos días.

Y ya me empieza a doler la amenaza del olvido…

¡Feliz domingo, socios!

www.elclubdelosdomingos.com