![]() |
Sift Melk library stairs. Mihai Bojin Baby I’m A Fool. Melody Gardot |
“Es una verdad reconocida por todo el mundo que un soltero dueño de una gran fortuna siente un día u otro la necesidad de una mujer.
Aunque los sentimientos y opiniones de un hombre que se halla en esa situación sean poco conocidos a su llegada a un vecindario cualquiera, está tan arraigada tal creencia en las familias que lo rodean, que lo consideran propiedad legítima de una u otra de sus hijas.”
Orgullo y prejuicio. Jane Austen
Ayer salí un momento, con la intención de hacer una de esas horrorosas fotografías mías de exteriores (no pude resistir la tentación, ¡la luna era maravillosa!) y al regresar vi, por casualidad, que en la televisión proyectaban “Orgullo y prejuicio”. Aunque lo intenté, no soporté esos cortes publicitarios con los que destrozan las películas, pero lo que resistí me sirvió para recordar que se basa en una de mis novelas preferidas.
El relato de Jane Austen me gusta por muchas cosas, pero sobre todo, porque amo las historias capaces de enseñarme algo sobre mí misma y porque admiro a los autores que saben como atrapar mi atención con un buen inicio.
No hace mucho descubría en La Literaria que un libro que había seducido al resto de socios, a mí me había dejado indiferente; peor aún, me había aburrido, no había conseguido que entrara en la historia y esta me absorbiese. Analizando hoy las novelas que más me gustan, descubro que seguramente, aquello pasó porque el libro necesita de las primeras 100 páginas para captar el interés del lector… ¡yo no tengo tanta paciencia! Puedo soportar cierta dosis de mediocridad en el nudo de la lectura, pero todas mis novelas preferidas arrancan con párrafos brillantes.
Recuerdo que solo Elizabeth Bennet consiguió que Jo March dejara de ser mi heroína favorita. Preferí el amor a Darcy de la primera, al amor a los libros de la segunda (nunca me gustó el hombre con el que Alcott casó a Jo… en su día me enfadé mucho con la autora por ese motivo).
Me pasa además, con esta novela, algo curioso: no suelo recomendarla. En realidad, siempre que los padres de una adolescente me preguntan qué pueden incitarle a leer (los adolescentes lectores no piden consejo… los que lo fuimos lo sabemos) y pienso en Jane Austen, acabo recomendando Emma, más ligera e igualmente bien estructurada. Lizzy siempre me pareció un personaje complejo, alguien difícil de comprender, que sin embargo me ayudó a entender mis propias reacciones.
Pero si hay un personaje literario con el que me identifico, ese es Holden Caulfield.
J.D. Salinger escribió “El guardián entre el centeno” cuando tenía 32 años y ya había vivido cosas tan intensas como el desembarco de Normandía… nada que ver con el adolescente protagonista, que arrastra sus inadaptados 17 años por el discurrir de sus páginas. Yo la leí también en la treintena y, sin embargo, HC me ayudó a entender mi propia adolescencia. No me preguntéis cómo consigue eso el autor, a priori, no tenemos nada en común y sin embargo en la esencia vital de Holden encontré la explicación a la mía.
He aquí otro gran inicio:
“Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada. Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane. Además, no crean que voy a contarles mi autobiografía con pelos y señales. Sólo voy a hablarles de una cosa de locos que me pasó durante las Navidades pasadas, antes de que me quedara tan débil que tuvieran que mandarme aquí a reponerme un poco.”
El guardián entre el centeno. J.D. Salinger
….
¡Ha vuelto a pasar!
Tenía ya prácticamente escrito el post que pensaba publicar hoy (que por supuesto no hablaba de Lizzy ni de Holden) y me tropecé con Austen… me puse a releer entonces lo escrito y recordé un mail que había recibido esa misma tarde y que contenía una frase interesante.
El viejo post hablaba de cómo escribo siempre para otro y de cómo reinvento a mi lector dominical, al convertirlo en mi aliado para contar una pequeña historia. Entonces un amigo apareció de pronto, diciéndome entre otras muchas cosas “lo que sé de ti, sea poco o mucho, le da un relieve diferente a tus palabras”… y de golpe me situó en un nuevo escenario: uno se inventa, también, a aquel a quien lee.
El caso es que, antes de plantearme sobre qué o cómo escribir el post del domingo, me sorprendo preguntándome siempre “¿a quién?” y en función de cual sea la respuesta, el resultado cambia. Es decir, no solo el que escribe toma las riendas del escrito, también lo hace el lector al que va dirigido.
Pero, como lectora, nunca he sentido la necesidad de saber nada sobre la vida de mis escritores preferidos, sin embargo ¿significa eso que no les conozco? ¿en lo que uno inventa no anida, también, su vida? Al verbalizar cualquier emoción, al depositar un sentimiento en el corazón de un personaje, lo completamos, mostrándonos al mundo, porque enseñar lo que uno es capaz de imaginar es mostrarse a uno mismo tal y como siente que es… y ¿qué otra cosa somos, excepto la persona que anhelamos ser?
En el debate mensual de esa sociedad a la que cada vez me gusta más pertenecer, ha surgido el tema de la personalidad del autor, inevitable cuando se trata de alguien como Francis Scott Fitzgerald. Me han enfrentado a su biografía, pero yo me resisto a claudicar. Entre las líneas de El Gran Gatsby está escondido aquel que lo creó. No todo fue alcohol, no todo fue desamor, el Fitzgerald que yo conozco es el que se refleja en las emociones que me cuenta en sus novelas, ¿por qué tendemos a pensar que el sentimiento dice menos de lo que somos que la acción?…
Por cierto, empieza así:
En mis años mozos y más vulnerables mi padre me dio un consejo que desde aquella época no ha dejado de darme vueltas en la cabeza.
“Cuando sientas deseos de criticar a alguien” – fueron sus palabras – “recuerda que no todo el mundo ha tenido las mismas oportunidades que tú tuviste.”
El Gran Gatsby. Francis Scott Fitzgerald
¿A que dan ganas de seguir leyendo?
Y a todo esto… ¡Feliz domingo!
www.elclubdelosdomingos.com
Generosa,eso se que eres.
En esencia, escribir para otros es dar algo de ti, para que otro lo disfrute, lo haga suyo y crezca. Gracias. Feliz domingo
Me has hecho pensar (como siempre) pero desde un sitio distinto a la cabeza, ayer vi «Cisne Negro» ¿cómo puede alguien dar vida a la psicosis si no la experimenta de una u otra manera? …. la película es genial.
Mi marido dice que me «muestro» más cuando escribo que en la vida cotidiana …. no estoy segura, pero ….
¡Buenos días! hoy viajecito corto, los domingos es el café y el blog de Francesca, y por cierto ¡muchas gracias! leer tu blog es como cuando sale el Sol después de unos días lluviosos.
Pues sí, parte de lo que sabemos de tí, quizás sería mejor decir lo que imaginamos de tí, es gracias a lo que escribes, a lo que compartes aquí. Y seguro que para cada uno de nosotros eres diferente, con distintos matices. Incluso para mí mismo, dependiendo de mi estado de ánimo al leerte puede que cambies de un post a otro, me refiero claro está a pequeñas variaciones sobre un mismo tono.
Un abrazo.
Sí que és veritat que llegim de manera diferent si qui escriu és una persona coneguda i propera que no pas si el que llegim (fins i tot coneixent-te la biografia «pública» a la perfecció) és d'algú desconegut.
Crec que hi ha un vincle emocional entre les persones que coneixem (tu) i les persones de qui no sabem res o el que sabem ens és llunyà.
I precisament per això em despertes l'interès per llegir totes les novel·les que comentes. I no vol dir que després hi hagi d'estar d'acord al 100%: està clar que cadascú té les seves vivències i els seus gustos i després interpretarà les paraules segons un munt de factors infinit.
Abraçada de diumenge! 🙂
@José Manuel. Gracias José Manuel, puestos a presuponer, has ido a escoger llamarme lo que con más empeño intento ser, generosa.
Un placer verte, también, por aquí. Un saludo.
@Juana. ¡Hola! ¿sabes que a mí Cisne Negro no me gustó?… ¡y por las mismas razones por las que te gustó a ti! A los dos minutos de empezar a ver la película, pensé «bailarina anoréxica con madre ad hoc»… y al verla con esa clave, me pareció predecible y simplona, es cierto que la psicosis está bien descrita, pero… ni miedo me dio siquiera…
Me acabo de preparar el café con el que me gusta contestar vuestros comentarios (por la tarde suele ser tónica con un chorrito de ginebra, que una intenta llegar a la edad de la ya difunta Reina Madre siguiendo sus sabios preceptos; por cierto, esa interpretación en «El discurso del rey» sí que me gustó ¿ves?, que alguien que físicamente no se parece en nada a la persona que representa que es, te la recuerde tanto y tanto…).
Hoy hace un día precioso, que compares este espacio con él es algo grande… ¡Gracias Juana! Besos.
@Antonio Galindo Galindo. ¡Buenos días! Pues fíjate tú que en principio creo que tienes razón, para cada uno de vosotros soy diferente… pero tampoco tanto, porque a mí me parece que los que os acercáis a comentar en este espacio, tenéis bastantes cosas en común; tal vez no las más obvias, posiblemente no las que se ven a simple vista… pero estoy segura que alrededor de una mesa, compartiendo una charla distendida, descubriríamos que algo nos une, y no me refiero solo al amor por la lectura. No sé, es una sensación. Sigo pensando en ello 🙂
Gracias mil por pasarte por aquí… por cierto, tengo una receta nueva, de esas que nos sirven para «epatar» a las amistades, que te la tengo que dar ;-), un día de estos la cuelgo para los amigos.
Un abrazo, Antonio
@nur. Hola! Tens raó, Nur, però recorda que la nostra coneixença personal ha anat molt paral·lela a la virtual i una ha complementat a l'altra, jo al menys no m'he portat cap sorpresa amb tu, la Nur que escriu és com la Nur que parla i actua i jo em sento igual de bé amb tu en totes les circumstàncies 🙂
Sé que no en totes les lectures estarem d'acord, però vés per on, amb tu me la jugaria recomanant-te «Orgull i Prejudici»… mmm… me da que sí… t'agradaria molt!
Bon diumenge, amiga meva!
Senyores, jo, que els és ben igual la vida de la gent que llegeix, a no ser que siguin blogs personals, que després és tope d'impossible no fer.ho perquè és el que mola.
Ara mateix tenc la disputa amb un escriptor que em diu que he de llegir la seva obra per conéixe'l. I per molt que li digui que (afortunadament) conec molts escriptors que són gent estupenda i feliç tot i escriure peçes sagnantment sinceres. Un escriptor pot fer-se seu lo dels altres. Una estoneta. La suficient per dar forma a l'obra que té al cap.
Toma ladrillaco. =S
Bon dia, reinamora.
Este post es una auténtica montaña rusa de matices. Dan ganas de decir, «a ver, por partes». Pero al llegar al final es diferente, todo ha encajado en su sitio y parece que le falta un «continuará». Delicioso!
Coincido en que los libros tienen que enganchar desde la primera página, igual que las canciones y las personas. Alguna excepción hay, pero pocas.
Ah! I jo tampoc no tenc paciència per seguir amb un llibre que no m'enganxa al principi!
I em cau fatal el captxa aquest de lletres que confirmar cada vegada que vull escriure't!
@Tona Pou¡Bon dia!… no, no, no… és clar que es pot ser feliç i parlar de coses molt sagnants!… jo no vull dir això, jo dic que l'escriptor en la forma d'escriure, en la manera de tocar cada tema, en com acarona les paraules, ensenya una part de com és… Però la fantasia és la fantasia, i un sempre inventa, fins i tot a la vida no escrita! 🙂 és impossible no fer-ho!
Jo la capça no la veig… miraré de treure-la, està feta pels robots, però no crec que aquest bloc interessi a cap robot i si l'interessa no seré jo la que el discrimini =)
M'agrada llegir-te per aquí, noia, animes el cotarro sempre! Una abraçada!!!!
@Isabel¡Hola! ¡Qué buena eres! «una montaña rusa de matices»… podrías haber dicho «un lío», pero te lo agradezco, de verdad, no siempre se está igual de inspirada… =)
Respecto a las canciones… reconozco que lo que antes se llamaba «canción del verano» se me enganchaba a la primera y solían tener un estribillo que parecía la gota china… te volvías loca con aquello…
Y en cuanto a las personas, antes sí acertaba bastante con la primera impresión, pero ahora… no sé si es que con los años vas perdiendo frescura y eso hace que «el radar emocional» funcione peor… el caso es que cada vez doy más segundas oportunidades, porque a la primera meto mucho la pata… Aunque igual eso solo me pasa a mí.
Gracias por conversar, también aquí Isabel. Hoy ha sido una mañana de trabajo, que algunos me habéis ayudado a sobrellevar la mar de bien 🙂 Un abrazo.
Me gusta leerte aunque sea a ultima hora, y es estupendo saber que anoche vimos la misma película, a pesar de los anuncios llegue al final. Disfruto los libros de Jane Austen, aunque las películas no siempre están a la altura. Hace 3 años visité Bath y paseé por las mismas calles por donde ella paseaba intentando imaginar la época.
@Maria Jose Alonso. ¡Hola! Ya había visto la película y el libro lo he leído un par de veces y me encanta. El único «pero» que le pongo a la película es que en el libro Lizzy no es ninguna belleza despampanante y en la película es tan guapa (como mínimo) como su hermana mayor, que es la que en la novela es más guapa (con diferencia) de la familia… quizás por eso conozco a varios hombres que prefieren la película al libro 🙂
No he estado nunca en Bath, pero tal y como lo cuentas, apetece ir, la verdad… tendré que ir pensándolo… Gracias por pasarte por aquí, María José, nunca es tarde, yo he vuelto a mirar ahora, tras trabajar un buen rato, y me ha alegrado encontrarte en el Club.
Abrazos.
Bon diumenge Francesca! els anuncis que fan a les televisions són molt pesats, recordo que hi va haver un temps en que no eren tant molestos, fins i tot els agraïes per anar al WC, per acabar de recollir la taula… però ara no acabo d’entendre els criteris que segueixen per tal de fer els talls en les pel·lícules i introduir-hi els anuncis, segur que està tot molt ben estudiat però en mi, i pel que veig també en tu, provoca un malestar què em fa desistir de veure la TV, és per això que darrerament opto per llogar algun vídeo o per anar a buscar algun DVD a la biblioteca pública.
Ja saps que durant la meva convalescència vaig llegir “Orgullo y Prejuicio”, vaig veure la pel·lícula més d’un cop i sense interrupcions, i en aquest cas, tot i que la pel·lícula està molt ben trobada em quedaré amb el llibre. Bé, doncs per continuar sabent de la vida de la Jane Austen vaig pensar que seria una bona idea veure també una pel·lícula anomenada “Becoming Jane”. I encara que la Jane va ésser molt valenta enfrontant-se, justament, als prejudicis de la societat de la seva època, trobo més atractiva la Lizzy, el personatge que ella va crear. Potser perquè era la dona que ella hauria volgut ser? possiblement!
I per acabar i trencant, brutalment, amb el tema literari, només dir-te que ahir vaig veure una pel·lícula, sense interrupcions, d’un home al què admiro, com a actor i com a persona, i que recomanaria a totes les persones que treballen a l’administració. Agafa’t fort! “El ministro y yo” de Mario Moreno “Cantinflas”
@Isabel. ¡Hola! jo quasi no veig la tele, la veritat és que entre els anuncis i desprès que poques vegades posen coses interessants (inclús les pel·lícules les repeteixen moooooolt), doncs ja ni hi penso… però ahir la vaig trobar per una casualitat i m'hagués vist si no hagués estat més farcida que el gall dindi de Nadal… un desastre!
Sí, jo també he pensat sempre que la Elisabeth Bennet era la dona que la Jane Austen hagués volgut ser, en realitat crec que de caràcter ho era, però no va aconseguir tot el que li va «regalar» a la Lizzy… una dona com ella no tenia tantes oportunitats de ser feliç, debia ser molt «rareta» entre els seus coetanis.
Ostres, Isabel! mai he aguantat les pel·lícules del Cantinflas, però fa tants anys que ni em plantejo veure cap que potser ara, de gran, les veuria amb altres ulls i trobaria alguna mena de crítica (intueixo que per aquí van els trets del teu comentari, oi?).
Gràcies per passar-te per aquí… em trobes a punt de tancar la barraca, que porto moltes hores treballant avui… Una abraçada!
Yo creo que uno escribe con la mejor parte de sí mismo, que es algo parecido a decir: «¿qué otra cosa somos, excepto la persona que anhelamos ser?» Porque la escritura, y con ella la literatura, responde a una búsqueda del sentido, a una necesidad de reconciliarse con la vida, que es tan caótica y extraña. A veces se nos olvida que escribir es una forma de comunicación, no sólo una forma de expresión. Un acto de amor, en definitiva: para celebrar la vida, para buscar juntos las razones del sufrimiento, etc. Otra cosa es los que escriben para destruir. Está claro que este Club es una fiesta de palabras que siempre mejoran el día.
(Hoy no tengo ganas de llevarte la contraria, así que dejo para otro día lo de Lizzy y los comienzos de las novelas).
@Enrique. Me encanta esa diferencia que estableces entre comunicar y expresar… confieso que siempre he pensado que la poesía, por ejemplo, es algo que uno escribe para sí mismo (aunque luego se la «regale» a los demás), una manera de expresarse, mientras que la narrativa es más una necesidad de comunicar… no en vano «cuento» viene de «contar» y eso implica la existencia del otro, del lector… Creo que al escoger el género se define también una actitud… no sé, no es que lo tenga clarísimo, es solo una sospecha… tal vez deberíamos hablar sobre eso aquí algún día.
¡¿No tienes ganas de llevarme la contraria?!… ¿eso qué significa? ¿qué el de Austen no te parece un buen comienzo?… hmmm… ¿y Holden? es curioso, pero nadie le ha mencionado y mira que dejo bien claro que es el personaje con el que más me he identificado… sin embargo, todos os habéis fijado en Lizzy… hmmm…
En fin Enrique, cuando te apetezca llevarme la contraria, ya sabes donde estoy… guerrearé cuanto sea necesario 🙂 ¡Qué la semana te sea propicia!