– ¿Qué va a hacer ahora? -quiso saber él.
A Coral la pregunta le pareció un poco rara, porque no tenía ni idea de qué iba a hacer; no tenía adonde ir ni nadie que la ayudara, solo el mundo desapacible e inhóspito que se extendía más allá de la casa. Y esa era la pregunta que se hacía ella misma, la pregunta para la que no tenía respuesta.Coral Glynn. Peter Cameron
Acabé 2013 leyendo Perdida de Gillian Flynn, un thriller inquietante y bien resuelto, que encierra una terrible historia de amor y que me fascinó desde el primer párrafo -«Cuando pienso en mi esposa siempre pienso en su cabeza […]. Resultaba bastante fácil imaginar su calavera». Os recomiendo que lo leáis, si queréis pasar un par de días -una semana como mucho- entretenidos, intentando descubrir el final de esa novela, en la que nada es lo que parece… ¿o sí?
2014 sin embargo, me pilló inmersa en una lectura muy distinta, El juego serio de Hjalmar Söderberg es una historia ambientada en el Estocolmo de inicios del siglo XX, donde el autor relata las aventuras y desventuras de dos amantes de carácter dispar: el indeciso Arvid y la pragmática Lydia. Sus páginas están impregnadas de anhelo y de soledad, pero también del egoísmo conformista de un hombre romántico que, buscando la perfección, se olvida de cualquier cosa que no sea él mismo y la satisfacción de sus deseos. Y es que el romanticismo no es, casi nunca, compatible con la felicidad. Esa idealización de las personas a las que amamos (y de nuestra forma de amarlas), es catastrófica; el ser amado nunca estará a la altura de la imagen que el amante ha idealizado y no tiene más remedio que decepcionarlo. Me recuerda mucho a la erosión constante e implacable que sufre el cauce de los ríos; tristemente lenta y eterna.
Releyó la carta antes de enviarla. Su tono liviano e irónico no reflejaba realmente lo que sentía. En su opinión, lo que sentía era imposible de expresar.
La dejó como estaba y la envió.
Después de haberla mandado, sin embargo, leyó de nuevo la carta de ella y se detuvo en estas palabras:
«Quizá me guiara también el deseo de averiguar si podía intervenir en el destino de otro…».
El juego serio. Hjalmar Söderberg.
Los destrozos que la pasión deja a su paso, sin embargo, son como esos cortes limpios, que pueden remendarse con cierta facilidad (siendo el resultado del apaño más bonito o más feo, en función de cómo fuese la avería previa), y acabar siendo irrompibles, si la nueva costura se hace con destreza y tesón.
Arvid cree que la felicidad es un lugar al que uno llega y en el que se instala para siempre, cuando en realidad es un estado del alma y, como tal, inevitablemente pasajero y frágil, que unas veces se alcanza a base de palabras y sonrisas y otras, probablemente la mayoría, gracias al silencio y al perdón.
Luego, claro, está el olvido. Pero de él solo puede ocuparse el tiempo.
A la hora de hacer balance de 2013, no tengo más remedio que desmarcarme de las opiniones que he leído de otra gente, porque bien sé que este año ha sido vilipendiado como ninguno lo había sido antes ¡todo el mundo a mi alrededor parecía estar deseando que acabase de una vez! Sin embargo, para mí ha sido un año positivo.
La vida es un puzzle en el que el refulgir de una pieza depende a veces del contraste con la oscuridad de las que la rodean. Yo me paseo ahora por ese tramo todavía iluminado del camino, en el que uno ya sabe que no debe desaprovechar las ocasiones de sonreír, no solo porque la tristeza y la soledad habitan muy cerca, sino, sobre todo, porque el caudal de alegría es finito y ninguno lo tenemos asegurado.
Carpe diem. En estos días, impregnados como pocos de esperanza en el futuro, alcemos nuestras copas y brindemos por el fugaz presente… ¡y gocemos! Pero hagámoslo sin olvidarnos de respetar a la persona que fuimos y, todavía más -especialmente, ante todo, diría yo- a la que seremos.
¡Feliz 2014, socios!
Volviendo al club, Francesca. Una alegría leerte. Me gusta que leas el 2013 con tono positivo. Para mí fue un año de transición, que abre muchas posibilidades. Fue duro, pero reparador. No dejo de preguntarme si en este año vamos a poder leer un libro tuyo. Con lo bien que escribes, no deberías esperar mas. Abrazotes 🙂
Cuando hacemos balance a posteriori, lo que más cuenta es el resultado final, es decir, que 2013 ha sido muy positivo, pero no por ello ha carecido de algunos (pocos) momentos difíciles, lo que pasa es que me ha dejado en una situación en la que dispongo de la tranquilidad necesaria para dedicarle tiempo a escribir ¡ese será el gran reto de 2014!
¿Un libro mío?… hmm… podría ser… algo hay… estamos en ello 😉
De momento, supongo que el próximo mes, aparecerá el libro de un amigo, el primero editado por mí (que ya sabes que le tenía yo ganas a la edición). Os avisaré.
Un abrazo gordo, Amalio.
Vaya pregunta Francesca. Llevo toda mi vida consciente intentando contestármela y temo el día en que lo haga…
Para mí, como a ti, el 2013 ha sido positivo en su balance. Empezó mal, muy mal, y ha acabado muy bien. También ha sido el inicio de una transición, como Amalio, qué curiosa coincidencia.
Y también como Amalio, me pregunto si podremos disfrutar de un libro tuyo.
Abrazos
¡Hola! esa es la gran pregunta, yo me la he hecho varias veces en la vida y creo que no vale la pena preocuparse demasiado… ¡siempre acaba respondiéndose sola! Un día te levantas y te das cuenta de que estás en un espacio vital muy distante ya de aquel en el que te hallabas hace unos meses. Al menos a mí me pasa.
Creo que 2013 ha sido un año de transición para todos, aunque solo haya sido porque nuestra forma de pensar y de entender la vida ha tenido que dar un giro ante la tozudez de la realidad que nos rodea. Como sociedad hemos cambiado y en mi opinión, lo hemos hecho a mejor.
Mira, ahora que me planteo la respuesta por segunda vez, estoy más convencida… habrá libro, sí, sí, seguro que lo habrá.
Un abrazo, Luis.
Doncs jo sóc d’aquesta llista de persones per a les quals el 2013 ha estat nefast: no per molts aspectes, potser només per un aspecte, però cabdal per no sé si desitjar que s’acabés (perquè, de fet, ja arrossegava aquest sentiment del 2012). Cal viure el present, sí, i somriure-hi; però de vegades és manifestament impossible.
Miro, això sí, el 2014 amb un somriure d’orella a orella 🙂 Una abraçada, Francesca!
En el teu cas no hi havia escapatòria, al fer balanç sempre primarà més el dolor pel que has perdut. 2013 no serà mai, quan el rememoris, un bon any. Però m’alegra molt veure que observes el futur amb esperança. La vida no sempre ens porta moments feliços, per compensar tenim la capacitat de recordar-los i tu en tens molts, que aniran ocupant el dolor i el buit.
Una abraçada molt, molt forta, Nur i gràcies per venir a donar un tombet pel Club.
El año pasado fue (desde mi perspectiva) covulso, pero el «parto» mereció la pena … ha nacido «lo nuevo» y suele «dar malas noches» … veremos como se desarrolla …
¡Feliz domingo!
El año ya pasado fue especialmente difícil para todos; no podía ser de otra manera a poco que mirases a tu alrededor y tuvieras un mínimo de sensibilidad social, pero creo que hay que tener esperanza en que 2014 trae bajo el brazo más felicidad, o por lo menos un cambio en el sistema general de valores, que nos hará más felices… al menos eso es lo que yo espero.
Un abrazo fuerte, Juana ¡feliz semana!
Gran post, Francesca.
Yo soy de los que deseaban con todas sus fuerzas que 2013 desapareciese del calendario. Para mí ha sido un año perdido en muchos aspectos, absurdo, triste… sin embargo 2014 ha empezado como con ganas de recuperar el tiempo perdido, recordándome que no debemos jamás «desaprovechar las ocasiones de sonreír, no solo porque la tristeza y la soledad habitan muy cerca, sino, sobre todo, porque el caudal de alegría es finito y ninguno lo tenemos asegurado.»
Pues ya ves, Judith, tenemos distinta opinión de 2013… pero nos enfrentamos al calendario de 2014 con la misma actitud. Va a ser un buen año, estoy segura, no le dejaremos que sea de otra forma y además, como dijiste un día, nosotras somos fáciles de herir, pero difíciles de matar. Y en esta vida, añado yo, vencer, a veces, no es nada más que resistir.
Un abrazo y que 2014 nos depare lo mejor (encuentros de té y charlatanería incluidos).