Resting. T.A. (2012)
Moody’s Mood. Mina
«La borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente,  porque la quiso. La borró junto con el amor que sintió por ella. La gente grita que quiere crear un futuro mejor, pero eso no es verdad, el futuro es un vacío indiferente que no le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro solo para poder cambiar el pasado.»
El libro de la risa y el olvido. Milán Kundera
“Podría decirse que la conversación era discretamente divertida, hasta que dividió su mirada entre el libro que hacía un rato había abandonado por mí y mis propias manos, que no paraban de gesticular, sumergida yo mucho más que él en esa especie de disputa sobre la vida y la muerte que estábamos manteniendo. Sé reconocer el desinterés cuando lo veo y sin duda ahí estaba, plantado entre nosotros y produciéndome una desagradable sensación de pérdida de tiempo. Debí mudar la expresión porque él volvió su rostro hacia la puerta y dijo: “he oído un ruido”. Habíamos empezado hablando de historias de fantasmas y me hizo gracia que fingiese miedo para excusar las pocas ganas que tenía de continuar con aquella conversación.”
Escribí esto hace tiempo ya. Era el principio de un cuento que arrinconé un día y que ahora, salido como por encanto de la nada, me ha hecho sonreír al releerlo. En realidad no me ha sorprendido encontrarlo, tengo los cajones llenos de historias a medio terminar. Casi todas sin demasiado sentido, excepto el de reaparecer de pronto e intercalarse entre lo que me sucede en estos momentos, como si las acabase de escribir.
Este fragmento también ha sido oportuno, porque ayer mismo empecé a leer un libro sobre historias de fantasmas. Cuentos góticos y oscuros, donde rostros lívidos acechan entre la bruma de la noche. Relatos extraños que explican lo fantástico con una meticulosidad que hace parecer real lo que solemos dar por imposible.
Este mes he abandonado a su suerte a mis amigos de la Literaria, no por falta de ganas de debatir, sino porque intuyo que no he sido capaz de ver lo que ellos ven con claridad meridiana. Algunos escritores me aturden un poco, ¿cómo puede parecerme vulgar lo que es casi perfecto para tanta gente? Franzen escribiendo de la vida que conozco me parece incomprensible y, en cambio, Dickens me habla de fantasmas y le creo, siento como si lo que él inventa formase parte de mis recuerdos. Sí, es cierto, yo conocí a ese guardavías, por eso lo he reconocido esta tarde en esa historia, que ya sabía a pesar de que nadie antes me la había contado…
Lo cierto es que, cuando un escritor te atrapa, es como si te leyeses a ti mismo, tal vez porque parte del cuento lo estás (al leerlo), escribiendo tú.
………..
¿Nunca os ha pasado que cuando se acaba una relación de afecto (amor o amistad ¡qué más da eso!) queréis borrar cualquier rastro de ella en vuestra vida? No me refiero a olvidar, hablo de hacerla desaparecer, con el convencimiento de que podemos lograr que, lo que pasó, nunca haya pasado… ¿Se puede? os preguntaréis. La verdad es que no lo sé, pero a veces creo que lo que no vive en el presente, solo tiene sentido, solo permanece, si nosotros decidimos que así sea. Por eso no soy rencorosa, porque en el vacío que abro bajo sus pies también cabe la ofensa.
La excepción pueden ser esas relaciones que acaban bruscamente sin que nadie lo busque, pero a esas otras personas que se van o son apartadas de tu vida de forma voluntaria, reconozco que las condeno a una suerte de extraña no-existencia. Es como si mi corazón tuviese un agujero negro que engullera lo que no quiero que ensombrezca mi vida futura.
Según Kundera solo el pasado está lleno de vida y a mí me parece que eso es como decir que los recuerdos esconden el secreto que necesitamos desvelar para seguir en la lucha. También el consuelo. Sobre todo el consuelo.
Tejemos el ayer desgranando la madeja del mañana. Creamos vida de la nada. Lo hacemos hoy sí, pero “hoy” es apenas un suspiro.
Por eso, tal vez, una de las cosas que más deseo es llegar a ser, algún día, fácil de recordar.

¡Feliz domingo, socios!
www.elclubdelosdomingos.com