[…] que en cualquier lugar en que estuvieran recordaran siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera.
Cien años de soledad. Gabriel García Márquez.
¡Qué raro está siendo este febrero! De repente se ha vuelto casi luminoso y han revivido los sueños que, de tan frágiles, parecían a punto de truncarse.
Está siendo un mes de avanzar a trompicones, donde caerse y levantarse es casi una rutina necesaria, aunque parece que cada vez aguantamos más tiempo de pie.
Hoy he soñado que caminaba lentamente, paso a paso, sin cansarme siquiera. Y a lo lejos oía sonidos de fiesta, risas, alegría. Y un mar inmenso y vivo tras la lluvia.
Como un eco de trueno
se oscurece la noche,
la lluvia en celo
provoca al horizonte.
El diluvio piadoso
se prodiga en el mar
con barras transparentes
y espadas de cristal.
la lluvia hace pocitos
en el mar sigiloso
y cada gota se abre
en un caleidoscopio.
La lluvia empapa al mar,
lo viste y lo desnuda
sin cuidarse del faro;
borracho en su burbuja.
Sirenas y delfines
se pasan sus alarmas
y huyen a esconderse
en sus bosques de agua.
Y así hasta que las nubes
se hartan de la lluvia
y el mar se vuelve amparo
y espejo de la luna.
Lluvia sobre el mar, Mario Benedetti
A veces siento cosas, aunque no las entienda. Me siento, por ejemplo, protegida del mal que acecha y aún sabiendo que lo más probable es que acabe por alcanzarme, como a tantos otros, espero que una vez más mi pasado me proteja. No el pasado real, ese en el que no fui especialmente dulce, ni siquiera amable; ni aquel en el que puse límites al consuelo y no di el suficiente. Confío en un pasado que reinvento cada vez que creo escaparme del destino e imagino más generoso, porque en el fondo pienso que siempre se cumple la máxima de que uno recoge lo que siembra. Y no es que yo suponga que recojo más de lo sembrado, es que empiezo a sospechar que recojo lo que sembraron para otro.
El amor se dispersa con la brisa, sin destino fijo, cual semilla de diente de león, y acaba depositándose lejos, muy lejos. Y, si germina, es en corazones distintos a aquellos para los que fue creado.
O tal vez no, tal vez alguien amó no a quien yo era, sino a quien imaginaba que yo sería y tejió el manto que ahora me protege. No es mérito mío. Solo existe el ahora. El pasado es mentira.
¡Feliz domingo, socios!
P.S.: Sigo amueblando el desván. Ya falta menos.
…sólo existe el ahora, y es un ahora que ya se ha convertido en pasado en este mismo instante en que acabo esta frase. Vivimos en presentes continuos de pasados encadenados. Al final he llegado a la conclusión que lo único importante es lo que uno siente, sea un instante efímero, corto o largo que llegue a durar años. Por otro lado, mi sensación es que cuando nuestro deseo se cumple y se consume, menos se perpetúa, mientras que cuando aquello que sentimos y deseamos no se alcanza, nuestros sentidos lo paralizan y dejan como una sensación perpetua de espera a ver si algún día se nos cumple.
Me parece que me he perdido en mis propias elucubraciones…es lo que tiene escribir, es su magia, nunca sabes por qué caminos van a ir quienes te leen:-).
Feliz donmigo, Francesca.
Hola Begoña,
Mientras escribía pensaba en que, al igual que deformamos los recuerdos, también inventamos el pasado. Unas veces para no sufrir al rememorarlo, otras para que el presente no duela tanto…
Escribir es reflexionar y abrir la puerta a cualquier posibilidad, olvidándose de esa búsqueda de la certeza que tantas veces nos conduce al error. Nunca sabes el camino, no.
Un abrazo fuerte, de domingo, vaya…
Me gustan tus respuestas tanto como tus preguntas…y ésta en concreto, es la segunda vez que la escucho, de alguien que también escribe con alma por supuesto. No hay nada como escribir libremente.
Te añado incluso que no sólo deformamos el pasado, sino el modo en que percibimos el presente. Para que duela menos….Por eso disfruto tanto escribiendo sin más, y por eso mismo a mí me resulta tan difícil escribir cuando alguien me pide que lo haga para alguien.
Un abrazo.
Errata: quise decir que me gustan tanto tus posts como tus respuestas, no tus preguntas (la espontaneidad y el pensamiento me han jugado una mala pasada):*
¿Errata? no creas, mi sueño cuando escribo es incitar al lector a plantearse preguntas. Sea cual sea la respuesta, cuestionarse las cosas es siempre bueno. Yo amo las preguntas, y te aseguro que me interesan infinitamente más que las respuestas 🙂
Gracias por volver, Begoña.
El pasado es mentira. ¿De verdad crees eso? Supongo que te refieres a que no existe un pasado real que se pueda recuperar. Quizá lo que quieres decir es que el pasado que queda es más verdadero que el pasado real. Y por eso dices que te protege. Un pasado reinventado, en el que podemos ser mejor de lo que fuimos. El problema es qué se hace con el pasado, si podemos recurrir a él, incluso podemos dudar que forme parte de nuestro presente. Begoña parece creer que no, que «cuando nuestro deseo se cumple y se consume, menos se perpetúa».
Cuando pasan los años nos alejamos del pasado, pero eso no lo vuelve una mentira. Puede que se vuelva más verdadero. Porque lo vemos con distancia, por eso podemos ver con más claridad lo que otros hicieron por nosotros. Eso es. No solo lo que nos pasaba a nosotros. Me gusta eso que dices del diente de león. «El amor se dispersa con la brisa, sin destino fijo, cual semilla de diente de león, y acaba depositándose lejos, muy lejos. Y, si germina, es en corazones distintos a aquellos para los que fue creado». Entonces el pasado no es solo un instante efímero, como dice Begoña, sino que se propaga por toda nuestra vida, con efectos imprevisibles. Luego volvemos a él en busca de respuestas, y quizá eso es lo que no debemos hacer, no sé.
¡Hombre, Enrique, tú por aquí! y por partida doble ¡qué alegría!
Me refería a eso precisamente, sí, inventamos el pasado para que encaje en el presente y así asumir que nos merecemos lo que la vida nos da.
El pasado es mentira y por eso mismo puede ser revisitado y revivido, para que la vida, al hacer balance, sea más dulce. Pero yo no creo que debamos volver al pasado en busca de respuestas, tal vez para modificar las preguntas… no sé…
Un abrazo y hasta pronto.
Solo existe el ahora …
En algún sitio leí que en realidad la Vida no es infinita, solo existe un «instante eterno» … me gustó XD
Creo que muchos de mis antepasados me «soñaron» e hicieron la felicidad en la que habito … soy el sueño de gente generosa, amable y buena … les tengo tanto que agradecer …
Hola Juana,
Quizás no es tanto que solo exista el ahora, sino que lo que sucede es que el pasado no podemos recordarlo sin mentir, porque no es solo un cúmulo de hechos, sino también de sentimientos, de intuición… ¡por eso a veces nos parece impropia de nosotros alguna actitud que nos cuentan tuvimos en el pasado! Nos empeñamos en imaginar a la persona que somos y no a la que fuimos entonces, haciendo algo que nosotros no haríamos, pero ella sí…
Puede que sí, que solo seamos el sueño de gente generosa, sería bonito que tuvieses razón.
Un abrazo y feliz semana.