Se pasó el resto de su vida luchando contra esta fuerza de gravedad, esforzándose por todos los medios por seguir siendo positivo y por mantenerse a flote, tomando decisiones equivocadas que le parecieron buenas de verdad en su momento, pero finalmente malentendiendo el mundo al que había regresado y convirtiendo tal malentendido en su vida misma.
Canadá. Richard Ford.
He vuelto a pasear y esa debería ser la gran noticia de la semana. Dejé de hacerlo cuando las aceras todavía eran de los transeúntes y he tenido que cambiar el recorrido porque en este tiempo, en la Diagonal que va desde Paseo de Gracia hasta Francesc Macià, se ha evaporado la zona de peatones y ahora solo se puede andar junto a las tiendas -y encima de unas baldosas incómodas y sin historia, que todavía no entiendo porqué están ahí si no es en pro de algún porcentaje zafio-. Las bicicletas y los monopatines comparten espacio con los paseantes y eso nos deja en manos de lo que antes se llamaba urbanidad y ahora ya ni siquiera tiene nombre; además no vale quejarse, porque vivimos en una sociedad donde los malos modales son vistos con simpatía.
Por eso mismo, la noticia de la semana es que he abandonado la idea del paseo y he vuelto a pedalear en mi biblicleta estática, frente al balconcito del estudio, al son de Bananarama y Kool and the Gang. No es ninguna broma, ya van cuatro intentos y mi espalda no se resiente, así es que confío y soy extrañamente feliz, a pesar de las noticias que llegan de fuera, llenas de juicios vergonzosos y de la melancolía que todavía resuena dentro y a la que le cuesta aceptar los «nunca» que ya serán eternos. Me siento una privilegiada, subida a mi bicicleta, contemplando el registro de pulsaciones y pensando en que, hoy también, antes de cerrar los ojos, leeré un fragmento de Canadá de Richard Ford y así me acordaré de lo frágiles que pueden ser los hilos que unen a padres e hijos y me alegraré de que, hoy por hoy, los míos sean de plata.
Y al parecer he vuelto también aquí. De eso también tenía ganas.
¡Feliz domingo, socios!
Fotografía: E. Arroyas