Enrique
Estoy tumbado en la hamaca del jardín. Leyendo. Se acerca una de mis hijas, se pone a mi lado y dice, mostrándome un papel blanco plegado: “mira, una gaviota”… ¡Cuántos momentos están unidos a un libro! Y cuántos libros diferentes: uno para cada situación, uno para cada sentimiento. Tan distintos como las emociones a las que han dado palabras. Poemas, cuentos y novelas que llegan hasta nosotros siempre con una mezcla de azar y necesidad, dándonos paso hacia mundos soñados por otros y que haremos nuestros, como si fueran nuestros propios recuerdos. Leer es una forma de vivir.
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Francesca
El acto de escribir no es difícil, en realidad, la mayoría de las veces, basta con dejarse llevar. Lo malo ocurre antes, frente a la hoja en blanco, mientras se hace acopio de valor para delatarse a uno mismo. Porque escribir es una confesión y, aunque la historia sea mentira, al contarla como verdad, nos pone en situación de riesgo. Leer, sin embargo, es un placer siempre. Más que eso, si tropezamos con el libro adecuado. Por eso, por mucho que ame escribir, si debo definirme como algo constante en mi vida, siempre lo hago como lectora. Cuánto consuelo, cuánta felicidad le debo yo a los libros.
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